Carlos Torres no está para nadie. Sabe que su declaración del día 16 ante el juez Manuel García-Castellón es crucial y no quiere dejar ningún cabo suelto. Por eso, se ha encerrado con los abogados de Garrigues, capitaneados por Helena Prieto, para no dejar nada a la improvisación el próximo lunes. Está en juego, no sólo su carrera sino el propio banco.

Por cierto, la estrategia de la defensa durante todos estos años de instrucción ha sido la de salvar al presidente, aunque ello haya supuesto dejar tirados a los ejecutivos imputados como Antonio Béjar, Julio Corrochano, Eduardo Arbizu o Inés Díaz Ochagavía, con los que la entidad ha sido especialmente dura. No importa, porque salvando al presidente se salva también al banco. También está imputado el portavoz de la entidad, Pablo García Tobin, acusado de destruir pruebas sobre la relación entre Villarejo y el banco.

Para salvarse, el presidente del BBVA tendrá que dejar tirados a los Arbizu y compañía. Al fin y al cabo, esa es la estrategia de Garrigues: salvar al presi... y a nadie más

En cualquier caso, decíamos ayer que BBVA SA está a un paso de ser desimputado y es cierto, aunque también lo es que en el auto del 2 de octubre, al que ha tenido acceso Hispanidad, el juez concede a las partes la posibilidad de nombrar un perito cada uno que analice los famosos ‘hits’ (palabras clave) del forensic.

Ese es, precisamente, el meollo del asunto y el punto de fricción entre el banco y el juez García-Castellón durante meses. El magistrado solicitaba información acerca de los contratos con Cenyt, la empresa de Villarejo, pero el banco se la negaba sistemáticamente alegando que no podía entregar toda la información porque eso supondría vulnerar el deber de confidencialidad de muchos clientes que nada tienen que ver con el caso.

Esa ha sido la estrategia de Garrigues con el juez: no le puedo entregar todo, pero dígame qué información concreta le interesa y se la haré llegar. Dicho y hecho: el juez, a instancias del fiscal Alejandro Cabaleiro, ha solicitado a las partes que nombren un perito que bucee en los documentos, con el compromiso serio de no revelar ninguna información de clientes que no tengan relación con el caso y otra información confidencial de la entidad ajena a Villarejo

Y cuidado, porque el juez sólo dispone de un año para cerrar todos los casos que tiene abiertos, incluidas las más de 30 piezas de ‘Tándem’

En definitiva, Torres se está preparando a conciencia para no dejar nada a la improvisación a sabiendas de que si el lunes 16 no mete la pata saldrá indemne de la Audiencia Nacional y el banco tendrá muchas papeletas de ser desimputado como persona jurídica. Y es que estamos ante un nuevo banco ‘too big to fail’ (demasiado grande para caer)… pero esta vez no en el plano jurídico, sino en el financiero.

A todo esto, García-Castellón tiene apenas un año -cumplirá 72 en octubre de 2024, fecha límite para su jubilación- para resolver, no sólo este caso sino todos los que mantiene abiertos, incluidas las más de 30 piezas de ‘Tándem’. Seguro que se da prisa.

Ojo: la salvación de Carlos Torres pasa por una doble vía: que él no sea imputado -recordemos que ha sido citado como testigo y no puede negarse a contestar- y que la persona jurídica BBVA también se vea libre de imputación. La primera vía resulta obvia pero si se produjera la segunda, la imputación de BBVA SA, lo previsible es que el BCE exigiera la dimisión del presidente y del CEO de la entidad.