El anuncio de Pedro Sánchez -lunes 5- de abrir una consulta pública sobre la OPA BBVA-Sabadell, pilló por sorpresa a todos los presentes en la jornada convocada por el Cercle d’Economia, en Barcelona. Entre ellos, Carlos Torres, presidente del BBVA que se marchó, junto con su séquito, nada más finalizar la intervención del presidente y atender muy brevemente a los medios de comunicación. Lo habitual en este tipo de eventos es permanecer, si no hasta el final, al menos durante algunas intervenciones.
Opinión casi unánime y sensación que quedó en el Cercle: el Gobierno vetará la operación. Pero tranquilos, porque Carlos Torres no abandonará el partido, necesita que le expulsen. El que fuera protegido de Pizarro -se lo llevó a Endesa y luego se lo recomendó a FG- ha insistido en separar el éxito o no de la OPA con su continuidad al frente del BBVA. Hace unos años, no tantos, lanzar una OPA hostil y fracasar era motivo más que suficiente para dimitir. En la España actual no… y huelgan los ejemplos.
Mientras, España se convierte en el hazme reír del mundo empresarial y financiero con motivo de la consulta pública
Pero volvamos a lo que nos ocupa. A Moncloa tampoco le apetece quedar mal y por eso insiste en el acuerdo entre las partes, como hemos contado en Hispanidad, un acuerdo que ahora parece imposible. Bastó con escuchar el jueves al CEO del Sabadell, César González-Bueno, sentenciar que la operación seguía descarrilada y que no saldría adelante.
Lo cierto es que el acuerdo entre Torres y Oliu sólo beneficiaría al Gobierno, y ese es poco beneficio para una tarea que, como hemos señalado, es prácticamente imposible actualmente. Supondría replicar el modelo Popular-Pastor, con Josep Oliu como vicepresidente del BBVA y presidente del Sabadell, que mantendría su personalidad jurídica independiente, algo que muchos considerarían una traición por parte de Oliu.
Mientras, España se ha convertido en el hazme reír del mundo empresarial y financiero con motivo de la consulta pública. Empresarios que han visitado la city londinense esta semana aseguran que el pitorreo es máximo: ¿Desde cuándo una operación entre dos empresas privadas se lleva a referéndum?
En definitiva, Carlos Torres no se irá, necesita que le expulsen del partido. ¿La OPA? Depende de una decisión política y Puigdemont no está por la labor.