El presidente del Banco Bilbao Vizcaya Argentaria (BBVA), Carlos Torres, ha conseguido parar el ataque de dos consejeros de prosapia: Jaime Caruana, que hasta hace un año era precisamente su mentor y que ahora aspiraba a sucederle como presidente, y el vicepresidente de la entidad, José María Andrés Torrecillas. Y es que la influencia del caso Villarejo ha dado lugar a otra influencia aún más poderosa: la de Turquía, convertida en un polvorín a punto de estallar. 

En otras palabras, Torres se afianza en la presidencia, pero desde el BCE le presionan para que prescinda del Consejero Delegado, el turco Onur Genç. No olviden que Erdogan impuso a Onur Genç y que, además, presionó al BBVA para que encabecera una calamitosa ampliación de capital que ha terminado en fiasco. Podríamos preguntar: ¿primero comprar la práctica totalidad del Garanti para venderlo? Sí, precisamente eso. 

En cualquier caso, BBVA vuelve a enfrentarse al mismo problema: ¿Quién es su Alcaraz, su experto en banca doméstica? Esa pregunta continúa sin respuesta

¿Qué es lo que ha dado lugar a tamaño giro copernicano? Pues, la guerra de Ucrania y el diletantismo de Erdogan que no se sabe si está con Putin o contra Putin. Una actitud que tiene un tanto cabreada a Europa. Por tanto, el principal objetivo de Carlos Torres Vela es encontrar un sustituto para Onur Genç. Y la tarea no es fácil, dado que el caso Villarejo ha descapitalizado de talento el BBVA y, en palabras más claritas, ha eliminado al que fuera todo un equipo de dirección con mucha historia en la banca española. 

Además, dentro de esa pérdida de talento directivo faltan especialistas en banca doméstica, precisamente lo que antaño fuera el plato fuerte del banco vasco. Recuerden que el actual presidente de Caixabank, la primera entidad en España, José Ignacio Goirigolzarri, procede del Banco Bilbao y su especialidad es... la banca doméstica. Vamos, que al BBVA le falta un Juan Antonio Alcaraz, el responsable de banca comercial de Caixabank, que se ha consolidado como la red de oficinas más rentables de España, precisamente en la era de los tipos 0 o, incluso, negativos.