Julio Corrochano no quiere ser el chivo expiatorio del BBVA en el caso Villarejo. Por eso, el ex jefe de Seguridad del banco ha remitido un escrito al juez Manuel García-Castellón en el que, entre otras cosas, le dice que la empresa de Villarejo (Cenyt) se convirtió en proveedor del banco gracias a él, pero que la decisión última de contratar sus servicios fue del “órgano de gobierno del banco”.

Corrochano concreta todavía más y relata cómo, en un primer momento, tras la indicación de FG de contratar un servicio de información por una OPA que podría perjudicar al banco, barajó la posibilidad de contratar a la agencia Kroll, pero finalmente se decantó por Cenyt porque la primera trabajaba para Sacyr.

Corrochano comunicó su decisión a FG y a Ángel Cano, entonces responsable de RR.HH. y, “siguiendo con las instrucciones recibidas”, convocó a Villarejo y su socio, Rafael Redondo, con el entonces director de Comunicación del banco, Javier Ayuso, a una reunión. De ahí salió un primer borrador del contrato que más tarde se firmó entre el BBVA y Cenyt.

“Por tanto, la decisión de contratar a esta empresa, después de su presentación al director de Comunicación por medio de Corrochano, como se le había indicado, fue del presidente. La autorización para suscribir el contrato la dio el presidente y Cano, y el contrato fue redactado por Cenyt incorporando los cambios sugeridos por el departamento de Asesoría Jurídica”, asegura Corrochano en el escrito.

La relación del BBVA con Villarejo fue extensa en el tiempo. “Unos años después Cenyt también fue contratada por otros departamentos del banco para la prestación de servicios del todo ajenos al área de Seguridad”, aclara Corrochano. El ex jefe de Seguridad enfatiza, además, que “nunca recibió cantidad alguna ni dádiva de ningún tiempo ni de Cenyt, ni de Villarejo ni de Redondo, ni de ninguna de las otras mercantiles del grupo de Villarejo, ni de nadie”.

Corrochano conoció a Villarejo en 1974 en la Comisaría de San Sebastián, en plena lucha antiterrorista, pero pasaron muchos años hasta que retomaron el contacto en 2003, cuando Villarejo le llamó para ofrecerle los servicios de Cenyt. Corrochano admite que siempre pensó que Villarejo estaba en excedencia y nunca sospechó que la información del excomisario procediera de bases policiales. De esta manera, el ex jefe de Seguridad del BBVA se une a la defensa del Ibex para hacer frente a la acusación de cohecho: las actuaciones de Villarejo tenían el visto bueno de Interior.

La duda que persiste es cómo queda la imputación del BBVA como entidad jurídica. Será el juez quien tenga que establecer, en caso de resultar culpable, cómo se concreta la condena penal del banco.