Logo de Bank of America (BofA)
Parece que el castigo que está sufriendo la bolsa se va a alargar. Así lo cree Bank of America (BofA), que ha alertado de que la renta variable aún no ha tocado fondo, y no lo hará hasta que el ciclo macroeconómico "llegue a su punto más bajo". Los estrategas del banco estiman que eso es algo que puede pasar para finales de año o principios de 2023.
"La renta variable tocará fondo cuando el ciclo macroeconómico llegue a su punto más bajo", dicen los economistas del banco estadounidense en uno de sus últimos informes. De hecho, estiman que el crecimiento de EEUU se reducirá en el cuarto trimestre, mientras que descuentan que un cada vez más posible corte del gas ruso hará que el crecimiento de la zona euro toque fondo en el primer trimestre del próximo año.
Así que, Bank of America recomienda a los inversores que "deberían mantenerse cautos a corto plazo, pero prepararse para volverse positivos una vez que el ciclo macro cambie de rumbo". Y esto ocurrirá, como muy tarde, a principios de 2023.
La CNMV, en lo que va de año, ha impuesto multas por 6,6 millones de euros
La Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) ha endurecido las sanciones por incumplimiento de la Ley del Mercado de Valores. En lo que va de año, el supervisor presidido por Rodrigo Buenaventura ha impuesto ocho multas por un importe de 6,629 millones de euros. La cuantía supera ya a la de todas las impuestas un año antes, 6,15 millones de euros, y es un 38% superior que en el mismo periodo de 2021.
A primeros de junio el Boletín Oficial del Estado (BOE) publicó una multa de 3,25 millones de euros a CaixaBank, dividida en dos partes. Una primera sanción de 2,5 millones por incumplimiento ocasional o aislado de las obligaciones sobre el diseño y distribución de un bono estructurado. Y otra de 750.000 euros por incumplimiento en la información sobre costes y gastos asociados del mismo bono.
Por su parte, Deutsche Bank fue sancionado el pasado marzo con tres millones de euros por no aplicar las medidas adecuadas ante un posible conflicto de interés “existente en la recompra a clientes de bonos estructurados emitidos por el propio Deutsche Bank aplicando diferenciales significativos con respecto a su valor razonable”. Se trata de la mayor sanción que impone el supervisor desde 2018 y ha sido recurrida por la entidad.