El gobernador del Banco de España ya no sabe cómo decirles a los banqueros que sean prudentes, que aumenten las provisiones y que no hagan locuras con el dividendo, ni siquiera con la intención de socorrer la deprimida cotización de sus entidades.

Lo cierto es que la situación económica, lejos de mejorar está empeorando, por mucho que Nadia Calviño insista en lo contrario. Así, Hernández de Cos insistió este lunes, durante el XIII Encuentro Financiero organizado por KPMG y Expansión, que el alza de los tipos de interés tendrá un impacto positivo en el corto plazo, pero a medio y largo provocará una ralentización de la economía que podría llevar a un aumento de la morosidad.

En este escenario, más negativo que el previsto hace unos meses, la generación de capital por parte de las entidades será significativamente menor y su ratio de solvencia solo crecerá en 30 puntos básicos, en lugar de los 60 previstos inicialmente. Y si se tiene en cuenta el impuestazo, que tendrá que abonar en febrero, la solvencia solo aumentará en 20 puntos básicos.

Cuidado, porque eso sería en el escenario base. En el escenario adverso, la ratio de solvencia media del sector cerraría el año en el 10,3%, frente al 12,9% de mediados de año. Conclusión: los bancos deben aumentar las provisiones y presumir menos de beneficios.

Las entidades, sin embargo, lejos de tener este escenario en cuenta, parecen vivir ajenos a él y en los nueve primeros meses del año redujeron las provisiones en 5.700 millones, un 15%, hasta situarlas en los 32.700 millones. Su argumento es inapelable: la morosidad continúa bajando -en septiembre se situó en el 3,79%- y los datos que manejan diariamente no auguran, ni mucho menos, una ola significativa de impagos. A finales de año veremos si le han hecho caso.