
La de este martes fue la última comparecencia pública de Ángel Gavilán como director de Economía del Banco de España, después de veinte años en el organismo. Lo de menos era el informe de proyecciones macro que, además, fue adelantado el lunes por José Luis Escrivá, en el Congreso.
“Me alegra que hayáis venido a la presentación de previsiones pese a que ya han sido adelantadas por el gobernador”, comenzó Gavilán en tono irónico y provocando las risas de los periodistas. Ya en el turno de preguntas, Gavilán evitó hacer ninguna referencia a los motivos de su dimisión. Ni siquiera quiso responder a cuestiones relacionadas con las pensiones -reformadas en su día por Escrivá-, el asunto más polémico del último informe anual que presentó y que provocó su dimisión, poco después.
Lo curioso es que el lunes, en sede Parlamentaria, José Luis Escrivá aseguró estar “encantado” con Gavilán y que este había renunciado para buscar “nuevos horizontes” profesionales. Curioso porque este martes, Gavilán podía haber confirmado que, efectivamente, su relación con Escrivá es estupenda, pero no lo hizo. Tampoco afirmó lo contrario, es cierto, pero resulta muy sencillo confirmar o remitirse a las palabras del gobernador y no lo hizo.
Además, Gavilán no se marcha por una oferta de trabajo, sino que se marcha al paro. “Tendré que abrirme un linkedin”, afirmó tras la presentación. Por cierto, su marcha, prevista para el jueves 12, se adelanta a este martes. “Si os quedáis lo suficiente lo mismo me veis salir con la caja”, bromeó.
Lo de menos eran las proyecciones macro, como se pueden imaginar, más aún cuando Escrivá las adelantó el lunes, en el Congreso. Rápidamente: la economía española crecerá un 2,4% en 2025, tres décimas menos que lo proyectado en marzo, y un 1,8% en 2026, una décima menos. En 2027 la previsión se mantiene en el 1,7%, pero proyecciones a tres años vista y con toda la incertidumbre existente, no parecen muy fiables.
La inflación, por su parte, cerrará 2025 en el 2,4%, una décima por debajo de la previsión realizada en marzo, y se mantendrá en el 1,7% en 2026. Curioso el dato de 2027: repuntará hasta el 2,5%, una décima más que lo proyectado en marzo.
Lo peor y más preocupante, sin embargo, es la evolución del desempleo y la deuda pública. La tasa de paro, que cerró 2024 en el 11,3%, finalizará 2025 en el 10,5% y en 2026 en el 10,2%. Habrá que esperar hasta 2027 -todos calvos- para verla por debajo del 10%, en el 9,7%. Y esto es bello e instructivo porque la propaganda sanchista, abrazada por muchos españoles, incluidos empresarios, insiste en una creación robusta de empleo, superior a la del resto de países de nuestro entorno. Pero la realidad es que España tiene la tasa de paro más elevada de toda la Eurozona y de toda la OCDE. ¿No es fantástico?
Luego está la deuda pública, que no para de crecer y que habrá que devolver más pronto que tarde y que reducirá la calidad -ya lo estamos viendo- de los servicios públicos mientras aumentan los impuestos. Pues bien, la deuda de las AAPP, seguirá por encima del 101% del PIB hasta 2027, incluido, suponiendo que el PIB crezca, claro, porque la deuda pública no se va a reducir.