Para entrar en la sede del Santander, en Boadilla del Monte, hay que presentar el certificado de vacunación o una PCR negativa realizada 24 horas antes. Es una exigencia que afecta a todo el mundo, visitantes y empleados. También a los periodistas que quieran acudir a la presentación de resultados anuales, el próximo miércoles 2 de febrero. Al que no esté vacunado o al que lo esté pero no quiera enseñar el certificado Covid -es información privada-, o al que no quiera hacerse una PCR, el banco le ofrece la opción de seguir la presentación telemáticamente. ¡Sólo faltaba!

En España está sucediendo lo mismo que en EEUU: las grandes empresas privadas han hecho obligatoria una norma que ni las autoridades competentes se han atrevido a aprobar, entre otras razones, porque podría vulnerar derechos fundamentales como la privacidad o ser una medida discriminatoria.

En la Comunidad de Madrid, donde está la sede del Santander, no es obligatoria la vacunación, ni siquiera para entrar en restaurantes o lugares de ocio, como sí se implantó en otras CCAA. Por cierto, en algunas de ellas, como Cantabria, Asturias o Cataluña, suprimieron la medida al comprobar que el certificado de vacunación no era eficaz para frenar la transmisión del virus. Es lógico: un vacunado contagia lo mismo que un no vacunado.

En EEUU, Biden intentó instaurar la vacunación obligatoria en las empresas privadas de más de 100 empleados, pero el Supremo mantiene paralizada la medida. Algunas compañías, sin embargo, no han esperado a la resolución definitiva del Tribunal y han obligado a vacunarse a sus trabajadores. Si no lo hacen serán despedidos. Es el caso de Google, Citigroup o T-Mobile, entre otras.

La entidad que preside Ana Botín exige el certificado Covid a pesar de su ineficacia para frenar el virus, especialmente la variante Ómicron, y a pesar de que puede estar vulnerando derechos fundamentales de sus empleados. De hecho, el banco afronta varias demandas de sus trabajadores por este motivo, según Vozpopuli, que recuerda que en mayo de 2021, el Supremo español rechazó que una empresa de ambulancias pudiera exigir una PCR a sus conductores.

¿Se imaginan que cuando se descubrió el SIDA les preguntaran a la entrada de su empresa si lo tenían o no? Pues lo que entonces era inimaginable ahora se está haciendo habitual. Y lo peor de todo: a gran parte de los ciudadanos les parece bien. Oiga, es que no es lo mismo, porque el Covid es una pandemia. ¿Y qué? ¿Acaso el hecho de serlo justifica esta discriminación y la vulneración de derechos fundamentales como la privacidad personal de cada uno?