Cuando era pequeño me enseñaron que no debía abrir la puerta a desconocidos. Es lógico. Ahora imaginen que quien llama sí es conocido, pero por ser un delincuente peligroso. ¿Le abrirían la puerta? Seguro que no. Pues, salvando las distancias, que son muchas, eso es lo que ha hecho el Icex con el acuerdo firmado esta pasada semana con Amazon.
Efectivamente, la empresa pública Icex España Exportación e Inversiones, dependiente del Ministerio de Economía, Comercio y Empresa, le ha abierto a Amazon las puertas de par en par para ser su socio estratégico en el programa ‘Impulsa’, cuyo objetivo es fomentar la externalización de pymes españolas a través del comercio electrónico.
¿No es hermoso? Amazon, que está destrozando todo el pequeño y mediano comercio español, ha sido invitado para que esas pymes exporten a través de la venta online, esa misma que utiliza la empresa de Jeff Bezos para acabar con las pequeñas empresas de nuestro país.
La cosa tiene guasa porque, además, se trata de un ente público, el Icex, y, por tanto, de subvenciones públicas, financiadas con el dinero de todos los contribuyentes. En otras palabras, estamos metiendo a la zorra en el gallinero y al final, además, se comerá al pastor.
El problema de Amazon no es la venta online, sino lo que hace con aquellos productos que triunfan y puede replicar: los copia y los pone a la venta a un precio más bajo y en el primer puesto de las búsquedas mientras relega el producto original al vigésimo quinto lugar.
Más cosas: una práctica habitual de las grandes empresas es encargar informes cuyas conclusiones les favorezcan y les ayuden, por ejemplo, a mejorar su imagen. Por ejemplo, el que han presentado esta pasada semana Ipsos y Amazon: el 90% de los consumidores cree que las tiendas online son aliadas ante la subida de los precios. ¿No es fantástico? Gracias Amazon, no sé qué haríamos sin ti.
En esta línea y ante el empuje de las chinas Shein, Temu y Alliexpress, Amazon ha lanzado esta semana, en España, Haul, su tienda low cost donde todos los productos cuestan menos de 20 euros. El pequeño comercio sigue en peligro… y no es por los chinos.











