“Nuestras relaciones con Turquía no son buenas en este momento”, dice Trump en su cuenta de Twitter, después de autorizar una subida que duplica los aranceles a las importaciones de acero y aluminio procedentes de Turquía (hasta el 50% y el 20%, respectivamente). Es la reacción americana al desplome de la moneda turca, la lira, el mismo que ha provocado que el BBVA sufra sus horas más bajas en bolsa.

El presidente turco, Tayyip Erdogan, mientras, he interpretado la caída de la lira en clave nacionalista: se trata una batalla nacional contra enemigos económicos. “El dólar no puede bloquear nuestro camino. No se preocupen”, ha dicho un iluminado Erdogan ante una multitud en Bayburt.

Erdogan interpreta la caída de la lira como una batalla nacional contra enemigos económicos

Eso sí, a ese discurso ha seguido una súplica para que los turcos intercambien oro y divisas por liras para orquestar “la respuesta de mi pueblo a quienes han librado una guerra contra nosotros”. Erdogan, en concreto, ha hecho un llamamiento para sacar los dólares o el oro del “colchón” para cambiarlos por liras en nuestros bancos.

El Gobierno turco ha enviado esta semana una delegación a Washington para rebajar las tensiones bilaterales de los últimos años con el desenlace de sanciones a Ankara. No han conseguido avances y a ese balance se une ahora la aseveración de Trump.

La realidad es que la lira ha perdido en el año un tercio de su valor, con nuevas caídas de hasta el 14% y la explicación no es otra que la preocupación de la responsabilidad de Erdogan, tanto por su influencia en la política monetaria como por su papel en el empeoramiento de relaciones con EEUU.