Ryanair insiste en el “matonismo laboral”, pues tras amenazar con irse de España, ahora lo hace con reducir plantilla, flota y rutas en la campaña de invierno si hay huelgas de tripulantes de cabina (TCP) los días 25 y 26 de agosto. Y es que la aerolínea de bajo coste irlandesa que dirige Michael O’Leary no está dispuesta a ceder “a demandas irrazonables que comprometerán nuestras bajas tarifas o nuestro modelo de negocio altamente eficiente” y considera las huelgas “innecesarias”.

El sindicato USO denuncia que no quiera ceñirse a la legislación española, cosa que sí ha hecho en Alemania 

Desde el sindicato USO, denuncian que Ryanair vuelva a usar el chantaje. Ernesto Iglesias, responsable de vuelo de USO Sector Aéreo, ha señalado que estas “desafortunadas declaraciones vienen a mostrar nuevamente la nula disposición de Ryanair a negociar un acuerdo en España similar al alcanzado con el sindicato Ver.di en Alemania la semana pasada”. Los tripulantes de cabina españoles piden que la low cost “se ciña a la legislación laboral española, y eso es algo por lo que no están dispuestos a pasar”. Prefieren “enviar mensajes amenazadores en lugar de sentarse a negociar para alcanzar un acuerdo que desconvoque la huelga”.

A la vista de este panorama, podría haber problemas para el ministro de Fomento, José Luis Ábalos, cuyo objetivo es no perder turistas. Pero también para la ministra de Trabajo, Magdalena Valerio, pues estamos hablando de legislación laboral: por eso, la Dirección General de Trabajo ha vuelto a convocar a USO, Sitcpla y Ryanair el próximo martes para abordar la huelga de tripulantes de cabina.

La 'low cost' irlandesa gana 319 millones (-20%), aunque los ingresos ascienden a 2.079 millones por el aumento de pasajeros

Paralelamente, a la low cost irlandesa no le van bien las cosas en lo económico, pues ha tenido un beneficio neto de 319 millones de euros en su primer trimestre fiscal (abril-junio), lo que supone un 20% menos que hace un año. ¿Los motivos? Las tarifas más bajas, la ausencia de la mitad de la Semana Santa, los precios del petróleo y costes asociados a los pilotos, según O’Leary.

Los ingresos han ascendido a 2.079 millones, un 9% más, gracias al aumento de pasajeros hasta los 37,6 millones (+7%). Y todo ello, pese a las 2.500 cancelaciones de vueltos por la falta de controladores en distintos aeropuertos, las huelgas en Francia y el conflicto laboral con los TCP.