No ha sido el mejor comienzo de año para Deutsche Telekom (DT). La teleco alemana ganó 900 millones de euros hasta marzo, un 9,3% menos que en 2018, por los costes de la compra de la norteamericana Sprint, en abril de 2018, y por la que pagó la módica cantidad de 26.500 millones de euros.

La buena notica es que los ingresos crecieron un 8,7% y alcanzaron los 19.488 millones de euros, aunque fue por la debilidad del euro y por la aportación de Tele2 Netherlands, adquirida por DT en diciembre por 190 millones de euros. En cualquier caso, el volumen de negocio aumentó, tanto en EEUU, su mercado estrella (+15,9%), como en Europa (+2,8%) y en Alemania (+0,6%).

 La deuda es mucha para una compañía que debe afrontar fuertes inversiones en redes. Y eso sin hablar de la deuda de Sprint, que supera los 100.000 millones de euros

El problema de DT es su abultada deuda que en marzo, después de la aplicación de la nueva normativa contable IFRS 16, alcanzó los 71.800 millones de euros, un 42,5% más que en marzo de 2018. En la nota publicada este jueves, la compañía explica que su situación financiera no ha cambiado desde el cierre de diciembre, y es cierto. El problema es que, independientemente de eso, la deuda es mucha para una compañía que debe afrontar fuertes inversiones en redes. Y eso sin hablar de la deuda de Sprint, que supera los 100.000 millones de euros.

Otro problema no menor: la pesada estructura de la compañía, que cuenta con unos 120.000 empleados dependientes directamente de la matriz (el grupo tiene 214.609 trabajadores) y que tienen un estatus cercano al de los empleados públicos, ya que el Estado posee el 35% de la compañía.