La aseguradora Catalana Occidente mantuvo durante 2020 su volumen de negocio pero en su cuenta de resultados sufrió la brusca caída del seguro de crédito, que en 2019 reportó 238 millones de euros para caer a 50 en 2020.

Y es que el seguro de crédito es un negocio que en tiempos de crisis se hunde y te hunde. Una especie de tentación crónica de los grupos aseguradores que duplica la emoción: riesgo de seguro y riesgo financiero.

El director general del grupo, Francisco Arregui y el director financiero, Carlos González, han hecho una pequeña presentación este jueves, donde han destacado aspectos generales donde han resaltado, lógicamente, las dificultades del entorno económico social en el que se ha desarrollado el ejercicio, que para Catalana Occidente ha supuesto, como consecuencia más importante, la obtención de un resultado atribuido de 262,3 millones de euros (M€), cifra inferior al pasado ejercicio en un 32%.

La estructura de negocio de la compañía la ha hecho especialmente vulnerable en la situación económica actual, ya que el negocio de seguro de crédito donde es uno de los líderes mundiales, y que desarrolla con las marcas Atradius y Crédito y Caución, siendo la segunda en el ranking de compañías en el sector en el mundo, detrás de Allianz. En el ejercicio anterior significó el 42% de sus ingresos, pero en 2020 estos ingresos se han visto reducidos en un 5% y su resultado recurrente ha cerrado en 50,4M€ un -78,8% frente a los registrados en 2019 que fueron de 238,2M€.

La cartera de seguros parece bastante equilibrada dentro del negocio tradicional que representa el 59,7% del total y donde vida representa un 23,4%, multirriesgo un 15,1%, autos el 14,3%, cifra por debajo de la media de otras compañías lo que a mi parecer es una buena apuesta por la siniestralidad de este ramo, y un 6,8% el resto. En la de seguro de crédito el 31,7% es de créditos, el 30,2% corresponde a reaseguros y el resto a otros riesgos.

En el negocio tradicional los principales datos del ejercicio son bastante positivos y ligeramente por encima de las compañías que han presentado datos hasta la fecha. Unas primas facturadas de 2.720,4M€ (+4,1), 228,3 M€ de resultado del ramo, (+11,8%) y un ratio combinado del 88,6% ligeramente mejor que en 2019, en un 1,8%.

En lo que respecta a la cuenta del seguro de crédito, los principales parámetros son unas primas facturadas de 1.727,4M€, un 1.8% inferiores a las de 2019, pero aún superiores a les registradas en el 2019 y precedentes. 109,3 M€ de resultado técnico, que se desploma un 73% y significa el peor obtenido en los últimos cuatro ejercicios; un resultado total de 41,8M€ un 81% inferior al del pasado ejercicio, y también el peor de los últimos cuatro ejercicios, y un ratio combinado del 94,1% que aleja el negocio del seguro de crédito en 15,4% respecto al pasado ejercicio y en 17% del mejor obtenido en los últimos cinco ejercicios, que fue del 77,1%. Evidentemente, el ramo de seguro de crédito, como no cabía que fuese de otra forma debido a la situación económica de la situación Covid, ha sido la rémora en la cuenta de resultados de la aseguradora, como consecuencia de las provisiones registradas.

Los recursos permanentes al cierre del ejercicio ascienden a 4.138,3M€ antes de plusvalías de inmuebles, que representan 525,1M€ más. En total, 4.663,4M€ un 1,7% superior al ejercicio anterior y que significa una holgada solvencia de la compañía que en los últimos cinco ejercicios ha significado un incremento de 1.154,4M€.

Al cierre de septiembre la compañía disponía de un excedente de capital cercano a 800M€ para poder realizar compras de nuevas compañías (en los últimos 20 años ha adquirido nueve del sector), y aún conservaría un mínimo del 175% de solvencia ya que sin esta hipótesis, la solvencia está en un 213% a finales de ese tercer trimestre y un 216% al cierre del ejercicio.

El dividendo por distribuir correspondiente al ejercicio 2020 será posiblemente de 0,68€ por acción, igual al de 2019. De momento ya ha pagado a cuenta 0,32€, esto es, el 50% del total previsible.

En una entrevista reciente al consejero delegado, José Ignacio Álvarez, éste se pronunciaba sobre el traslado de sede de Cataluña a Madrid en el 2017, y explicaba que se tomó la decisión porque, a raíz de los hechos de octubre en Cataluña, no de daba una situación de un marco institucional estable y que no se han planteado en ningún momento la vuelta a Barcelona donde en sus alrededores poseen su edificio de más representación institucional.