Cajamar está sufriendo en sus carnes la política económica del BCE y ha decidido volver a echar mano del ROF (resultado de operaciones financieras) para alegrar sus cuentas del primer semestre con un aumento del beneficio del 4,1%, hasta los 47 millones de euros. Si hablamos del resultado antes de impuestos, la diferencia es aún mayor: creció un 33,2% y alcanzó los 72,1 millones.

Ahora bien, el negocio típico no termina de arrancar. Mientras el margen de intereses se mantuvo prácticamente estable en los 293,9 millones de euros (un 0,1% inferior al de junio de 2018), las comisiones cayeron un 7,5% y no superaron los 123,2 millones de euros.

¿Cuánto aportó el ROF? 242,7 millones, un 182,1% más que en junio de 2018. Esto es, 51,2 millones menos que el margen de intereses y 119,4 millones más que las comisiones. Importante fue, también, el aumento del 27,7% de los resultados de sociedades con alianzas estratégicas, que alcanzaron los 17,3 millones de euros.

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Estos números conviven, sin embargo, con una pujante actividad comercial. Los recursos minoristas en balance crecieron un 7,6% (depósitos a plazo y cuentas a la vista) y el crédito minorista aumentó un 1,4%. Todo con una morosidad que bajó un 1,65%, hasta situarse en el 6,84%. Sí, sigue siendo elevada, pero el ritmo de corrección se ha acelerado.

Al final, el margen bruto alcanzó los 663,4 millones, un 29,9% más, mientras el margen bruto recurrente descendió un 2,5%, hasta los 447,5 millones. La misma situación vemos entre el margen de explotación y el recurrente: mientras el primero aumentó un 73,3%, el segundo cayó un 3,2%.

Y todo esto con un aumento muy significativo (+294,3%) de las pérdidas por deterioro de activos, que alcanzaron los 216,4 millones de euros.