El expresidente de la Generalitat, Artur Mas, pretende, siempre que su horizonte judicial se lo permita, recuperar el catalanismo regionalista, españolista, moderado, el de Cambó y compañía. Empecemos por el final: ninguna empresa o poder financiero en Cataluña está dispuesta a empujar su proyecto porque en el Barcelona ha cundido un consenso: el catalanismo ha muerto.

Muchos catalanes abandonaron el cristianismo, crearon su religión separatista y ahora adoran al prófugo ‘Puchi’

Y en ese proceso, aunque es cierto que ha conseguido algunos apoyos oficiosos del IBEX-35 con sede en Cataluña, también es cierto que algunas de las empresas catalanas consultada por este diario digital, no sólo consideran que no es posible resucitar a Artur Mas para enderezar la situación sino que, además, Artur Mas es el verdadero responsable de lo que ha ocurrido. Saben que hubo un tiempo en que hasta empresarios que simpatizaban con la causa independentista le pidieron que detuviera un proceso enloquecido. Y él les respondió que no era posible. 

Además, insisto, alguna de las empresas catalanas con las que he hablado le acusan de ser el bombero pirómano. Me explico: sin atentados terroristas, ciertamente, el catalanismo soporta la misma maldición vasca: en Euskadi, a los padres peneuvistas les salieron hijos batasunos: en Cataluña, a los padres convergentes les salieron hijos de la CUP, ahora es más separatista el burgués ‘Puchi’ que el republicano Junqueras. O, si lo prefieren, es mucho más recalcitrante.

En Cataluña se repite la maldición de Euskadi: a los padres-PNV les salieron hijos batasunos; a los padres- convergentes les han salido hijos de la CUP

El independentismo se ha convertido en un credo religioso y, sinceramente, tiene pocos mimbres filosóficos para constituirse en credo. Pero se ha hecho un credo tan universal que el consenso en Cataluña, y cada día más en el resto de España es que, sencillamente, el problema catalán no tiene solución: hay que esperar a que se consume de forma vegetativa, por lo que durará no menos de una generación. Cataluña se descristianizó y ya sólo queda el neocomunismo cutre, tipo Ada Colau, o el separatismo, insisto más burgués que proletario.

Consenso general en Barcelona: el problema catalán solo se solucionará cuando pase una generación. Mientras tanto, hay que convivir con ello

El proyecto de Artur Mas parece condenado al fracaso, porque el catalanismo ha muerto. Ya no hay regionalistas ni unionistas: sólo independentistas o españolistas. Y sí, su campaña para volver al proscenio político catalán tiene apoyos. Los suficientes para que en la dividida Convergencia actual y en ERC sopesen adelantar elecciones para impedirle a don Artur consolidar su alternativa.

Se puede convertir un chuletón en una hamburguesa pero no es posible reconvertir esa hamburguesa en chuletón

Es cierto que Mas sigue teniendo un peso y sigue siendo una referencia en Cataluña pero, como asegura un empresaio catalán: se puede convertir un chuletón en una hamburguesa pero no es posible reconvertir esa hamburguesa en chuletón.

El problema catalán sólo se solucionará en una generación… como poco. ¿A corto plazo? Convivir con ello sin hacerle mucho caso.