El BOE del 30 de marzo ha implantado “la nueva normalidad” (Proyecto de Ley de medidas urgentes de prevención, contención y coordinación para hacer frente a la crisis sanitaria ocasionada por la COVID-19) que consiste en un país, llamado España, de esclavos sumisos, obligados a llevar bozal, perdón, mascarilla, bajo pena de sanción y/o detención que, en breve, no lo duden, se convertirá en pena de cárcel.

En pocas palabras: el BOE ha decretado que España es un país de esclavos, obligados a llevar un bozal que nos impide respirar con normalidad, que oculta nuestro rostro (luego nos quejamos de los musulmanes) y que permite el anonimato colectivo, con todo lo que conlleva de cobardía, y que, finalmente, cercena la libertad de expresión y de movilidad… además de suponer un gasto importante para el ya recargado presupuesto familiar. Y lo curioso es que nadie protesta.

Fernando Simón ha pasado de “la mejor mascarilla es la distancia de seguridad” al bozal para siempre. La nueva normalidad será nueva, pero no normal

Es la nueva normalidad del Nuevo Orden Mundial: la España embozada. Es decir, el viejo totalitarismo en un país presuntamente democrático. A España no consiguió doblegarla el leninismo pero lo está consiguiendo el miedo a la muerte, en una España descristianizada. Un pánico aprovechado por un Gobierno como el de Pedro Sánchez, un ególatra insensato, capaz de cualquier cosa con tal de permanecer en el poder.

Fernando Simón, la cara científica del Régimen, ha pasado, en un año, sin sonrojarse, de “la mejor mascarilla es la distancia de seguridad” al bozal para siempre. A preguntas de Hispanidad sobre si la vacuna permite fijar una fecha para prescindir de la mascarilla, Simón respondió que hemos de aprender de lo ocurrido. En román paladino: que tendremos que vivir embozados para siempre. Realmente urge una revolución.

La nueva normalidad de Sánchez y Simón será nueva, pero no normal. Normal es lo que se atiene a la norma, y la primera norma que asegura la libertad de las personas es su derecho a respirar, por no hablar de su derecho a moverse con libertad.

¿Nos damos cuenta de adónde hemos llegado y de lo que estamos permitiendo sin rechistar? El próximo paso será andar a cuatro patas y adorar al gran timonel Pedro Sánchez

¿Nos damos cuenta de adónde hemos llegado y de lo que estamos permitiendo, sin rechistar? El próximo paso probablemente consistirá -siempre a través del BOE, que aquí somos todos muy democráticos- en andar por la calle a cuatro patas y, de paso, a adorar al gran timonel Pedro Sánchez. Y el PP aplaudiendo, por lo menos el de Feijóo.

No lo cito por citar. Recuerden que, en el colmo del despropósito el Consejo de Ministros del martes 30, acusó al pepero progre Feijóo de ir más allá que La Moncloa al decretar la vacunación obligatoria, por lo que el PSOE se ha visto obligado a llevarle al Tribunal Constitucional.

Y es que estos progres de derechas no se enteran de nada: pero hombre, si los españoles cada día son más mansos y pastueños y se pegan por vacunarse cuanto antes. Como ese pelón sesentón que RTVE exhibió durante todo el martes 30 de marzo, el día del Nueva Normalidad en el BOE, que repetía sin cesar que “todas vendremos contentas” a vacunarnos.

Es la nueva normalidad, el viejo totalitarismo del Nuevo Orden Mundial (NOM). Instaurado -esto sí es novedad- sin una sola protesta y con mucha gratitud por parte de los esclavos hacia sus amos.