Dos de octubre, festividad de los santos ángeles custodios, patronos del Cuerpo Superior de Policía, la que podríamos llamar policía “laica”, por oposición a la Guardia Civil y su carácter medio militar.

Decir que en el Cuerpo ha cundido, primero el desaliento y, como respuesta, casi metabólica, a ese desaliento, la burocratización, ya no es noticia. Ahora la noticia es que el ministro Fernando Grande Marlaska, el más sectario de todos los ministros del Interior desde tiempo atrás, está consiguiendo, en tiempo récord, crear una policía al servicio del Gobierno socio-podemita.

Marlaska está cumpliendo su función: el  policía sólo piensa ahora en cumplir la normativa, no en defender al débil del fuerte

El confinamiento, el arresto domiciliario forzoso de la población española, con apariciones diarias y rotatorias de los máximos responsables del Cuerpo Superior de Policía, sirvió para conocer a los actuales jefes del cuerpo, perfectamente alienados con el Gobierno sociopodemita. Digámoslo de una vez: el ministro Marlaska ha creado una policía de partido.

Para muchos policías el enemigo ya no es el delincuente, sino el juez y los fiscales a quienes reportan, todos ellos muy “garantistas”

Su proyecto consiste en que todo sea policía judicial, es decir, al servicio de la ideología del Gobierno sociopodemita, que si algo controla es a los jueces y al Cuerpo de Fiscales.

Y Marlaska está cumpliendo su función: el policía nacional medio sólo piensa ahora en cumplir la normativa, no en defender al débil del fuerte. Es más, para muchos policías, el enemigo ya no es el delincuente, sino el juez y los fiscales a quienes reportan, todos ellos muy “garantistas”, es decir, pendientes de que el verdugo posea más instrumentos de defensa que la víctima.

La Guardia Civil ya ha sido desmantelada: los casos Diego Pérez de los Cobos, Celestino Peña y José Manuel Santiago han servido de aviso para navegantes

Estamos ante una policía impotente y lo peor: sin espíritu (ni angélico ni humano), temerosa de ser sancionada, amén de mal pagada.

El ciudadano español ya no acude a la policía salvo cuando le resulta inevitable. Es más, la teme

Pero, ¿nos queda la Guardia Civil? No. La Guardia Civil ya ha sido desmantelada: los casos Diego Pérez de los Cobos, la dimisión de Celestino Peña y el ascenso de José Manuel Santiago han servido de aviso para navegantes: el que se mueve no sale en la foto, es decir, no hace carrera. Hoy celebramos la Fiesta de la policía, pero se trata de una conmemoración un tanto triste.

Lo que cunde entre el español actual es la tendencia a la autodefensa ante la impunidad de los malvados

Resultado final: el ciudadano español ya no acude a la policía salvo cuando le resulta inevitable. Es más, la teme. Sabe que, en el mejor de los casos, se estará metiendo en un enredo inútil. Lo que cunde entre el español actual es la tendencia a la autodefensa ante la impunidad de los malvados.

¡Grandes eres, Marlaska!