Del palacio de Buckinghan Meghan Markle debió de pensar aquello de aquí no hay quien viva, y por, eso, junto con su marido, Harry pusieron tierra de por medio y se mudaron a Estados Unidos. 

En su entrevista con Oprah Winfrey, la duquesa de Sussex confesó haberse sentido sola, anulada, desprotegida, discriminada, injustamente atacada por la prensa amarillista, despojada de su libertad y bajo el estricto yugo de la Familia Real británica. Markle explicó que su crisis personal fue tal que pensó de forma recurrente en quitarse la vida.

Además, los duques de Sussex que aprovecharon la ocasión para revelar el sexo de su segundo hijo, que será una niña, contaron como su hermano de casi dos años de edad, Archie Mountbatten-Windsor, fue motivo de "preocupaciones y conversaciones" en palacio por el color de su piel al nacer y el hecho de no recibir título de príncipe ni el equipo de seguridad correspondiente por ese motivo.

Pero Meghan no fue la única que dijo haber vivido un infierno con la Familia Real Británcia: "Yo también estaba atrapado", dijo Enrique. "Atrapado dentro del sistema, como lo está el resto de mi familia. No se pueden ir, y siento una gran compasión por eso". Su salida en enero de 2020, dice, fue difícil y dolorosa por el enfrentamiento con su padre, el príncipe Carlos de Inglaterra, y por verse desprovisto de medios financieros y de su equipo de seguridad al trasladarse a Canadá en primera instancia antes de instalarse definitivamente en California. Y es que, Harry denunció que su familia "me retiró la seguridad y el dinero. Nos hemos mantenido de la herencia de mi madre». Por eso sólo pueden vivir en una mansión de aire mediterráneo, de 9 habitaciones y 16 cuartos de baño, que compraron por 14.7 millones de dólares (unos doce millones y medio de euros aproximadamente)