• "Nos exigen más capital mientras dañan nuestra imagen".
  • Y el Parlamento Europeo renueva a presidente de la EBA, Andrea Enría, por cinco años más.
  • Más capital no significa mejorar el sector, ni la solvencia, ni mucho menos la rentabilidad.
  • Los reguladores europeos siguen mandando mensajes negativos a la sociedad sobre la banca.
  • Al tiempo que exigen más concesiones de crédito.
  • Y en 2016, nuevo test de estrés. La banca española ya ha pasado tres.
  • Los reguladores confunden banco bueno con banco grande. A partir de ahí…
Los bancos españoles se han rebelado contra los reguladores europeos, sobre todo contra la Autoridad Bancaria Europea (EBA); que preside el italiano Andrea Enría (en la imagen), a quien el Parlamento Europeo acaba de refrendar por un nuevo mandato de otros cinco años y contra Danièle Noey, del Mecanismo Europeo de Supervisión. En este segundo caso, además, porque la francesa siente una especial obsesión antiespañola. Y es que los reguladores europeos han heredado de los norteamericanos su obsesión por la banca grande. Exigen cada vez más capital para un mismo negocio, negocio que además, con los tipos bajos, está en las últimas. Al tiempo, exigen más crédito para dinamizar la economía. Ahora bien, más capital no significa más crédito y, en el caso de que significara más solvencia no significa mayor rentabilidad. Lo único que realmente significa es que hay más capital para remunerar. De hecho, un buen banco no es aquel que tiene mucho capital -eso es un banco grande- sino aquel que tiene poca morosidad. Y en cualquier caso, cuanto más capital para el mismo crédito, menos negocio bancario. Además, los banqueros españoles consideran que si tu exigencia de capital, más cada día, se convierte en permanente, estás lanzando una mala señal al mercado: significa que ni tú mismo crees en la buena salud de tus bancos. Y así con todo. Por ejemplo, nuevo test de estrés (lo único que mide es el capital) para el año entrante 2016. La banca española ya ha soportado tres en tres años y la convicción general es que no ha servido para nada. Sí, hay bancos europeos que comparten este consenso español, pero lo cierto es que después de la crisis, el sector pinta muy poco en su propia regulación. No, la banca no es tan poderosa, al menos a estos efectos. Y encima Bruselas quiere que la banca financie con más generosidad la profusión de nuevos órganos reguladores. Por ejemplo, la EBA que tanto les fastidia. Je, je. ¡Ah! y el Parlamento Europeo, en otro ejercicio de frivolidad, también ha ratificado por otro lustro al presidente de la Autoridad de Mercados y Valores (ESMA), Steven Maijoor, y a Gabriel Bernardino, de la Autoridad de Pensiones y aseguradores (EIOPA), dos sectores donde Europa avanza a paso de tortuga. Por cierto, ¿saben dónde radica la sede de la EBA? Sí, en Londres, la capital de unos británicos que quieren marcharse de la Unión Europea pero que se pegan por marcar las normas de la banca europea. Eulogio López eulogio@hispanidad.com