Como explicó Hispanidad, la intención última, que no única, de la Ley de Memoria Histórica que promueve el Gobierno social-comunista es desacralizar la Basílica del Valle de los Caídos y expulsar a los benedictinos. Y luego se decidirá qué se hace con la cruz más grande de Europa: derruirla o quitarle los brazos y convertirla en un monolito, símbolo masónico: “esa horrible cruz”-, que dijo la vicepresidenta primera, Carmen Calvo.

También publicó Hispanidad que el Gobierno debe a los benedictinos del Valle de los Caídos más de un millón de euros en concepto de mantenimiento del patrimonio nacional. La técnica de doña Carmen Calvo es que se mueran de hambre y abandonen el monasterio.

Además, -también recogió Hispanidad-  recientemente Abogados Cristianos se querelló contra el presidente de la Diputación de Cáceres por su plan para destruir todas las cruces de la provincia.

Abogados Cristianos aseguraba en su querella que “por parte de la Diputación de Cáceres se está presionando a diversos ayuntamientos para que retiren las cruces que hay en sus respectivos municipios. Presión que se lleva a cabo a través de vincular la concesión de subvenciones a dicha retirada”.

Polonia Castellanos, presidenta de Abogados Cristianos, asegura que “lo que está haciendo la Diputación de Cáceres es un ejemplo más de cómo gobernantes de partidos laicistas utilizan cualquier excusa para acabar con símbolos cristianos”.

Y en ese contexto, resulta que -según informa OK Diario-,  el Gobierno social-comunista de España ha decidido impulsar la construcción de un buda gigante de 60 metros de altura… en Cáceres.

Y no solo eso: ayer miércoles, la vicepresidenta primera del Gobierno, Carmen Calvo, se desplazó a Extremadura para arropar una visita institucional de los budistas a la región. Junto al presidente autonómico, Guillermo Fernández Vara, la también ministra de la Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática escenificó el apoyo explícito del Ejecutivo de Pedro Sánchez a este proyecto.

El plan se llama ‘Gran Buda’. Contempla, además de la macro escultura, la construcción de un templo budista en Cáceres. Se levantará «en el extremo del puente que hoy más que nunca es necesario tender entre Occidente y Oriente». Prometen que traerán a la ciudad extremeña actividades culturales, educativas, peregrinación, turísticas y empresariales. Auguran que Cáceres se convertirá en «un referente en Occidente» para los casi 600 millones de budistas en el mundo. «Un oportunidad inigualable de desarrollo para esta noble región», resumen. 

¿Comprenden? Cruces, no. Budas, sí. A fin de cuentas, la idiosincrasia española siempre ha sido budista, no cristiana.

A todo esto, ¿el budismo es una religión? No. ¿Quien lo dice? Buda, que era ante todo, un moralista individual y un reformador social. El hinduísmo, por contra, sí es una religión. Peligrosa, panteísta, pero religión. Pero Fernández Vara no entiende mucho de esto. Carmen Calvo, sin embargo, es toda una experta.