Los resultados de OHL presentados este miércoles nos muestran una compañía sumida, aún, en un proceso de saneamiento profundo. Está claro que la venta de OHL Concesiones solo fue el principio. Ahora queda lo más costoso: poner las cosas en orden y, sobre todo, poner las bases para el crecimiento futuro. Y ojo, porque el asunto de la deuda no ha concluido: al cierre de junio, la deuda bruta con recurso al accionista se situó en los 709,7 millones de euros, un 53% menos que la registrada en 2017. La buena noticia es que la deuda bancaria está prácticamente pagada. La menos buena, que solo se ha repagado el 25% de la deuda viva de los bonos.

La deuda bancaria está prácticamente pagada, aunque solo se ha repagado el 25% de la deuda viva de los bonos

El proceso de reestructuración sigue en marcha y también ha pasado factura, así como la menor actividad en construcción y en industrial, y la marcha adversa de los EPC (Engineering, Procurement and Construction). Todo esto ha llevado a un Ebitda ajustado de -57,5 millones de euros.

Efectivamente, el saneamiento va a ser largo y tedioso.