La noticia del día es que la Unión Europea abre sus fronteras a países ya vacunados: menos mal que la vacuna era libre. Sí, puedes negarte a la vacuna, pero entonces no podrás viejar, te pondrán todas las dificultades para irte de vacaciones y ya hay empresas que exigen -aunque es ilegal- que te vacunes si quieres seguir en plantilla.

¿Y el que tenga reparos morales por el hecho de que se hayan utilizado cultivos celulares procedentes de fetos abortados? Que se fastidie. ¿Y quien sospeche que la prioridad otorgada a vacunas como AstraZeneca o Janssen se debe a otras razones distintas a las sanitarias? Que dejen de sospechar. ¿Y la posibilidad de elegir vacuna? Ni de broma.

Ya saben que lo más peligroso del Covid no ha sido la neumonía sino el liberticidio y el miedo creados en una sociedad abotargada, convertida en plastilina para tirano.

La segunda noticia es que el virus ha pasado del Gobierno central a los gobiernos autónomos, que ahora son más papistas que Sánchez. Y así, aunque Fernando Simón, el sádico, rectifica y anuncia que es hora de pensar en quitarse la mascarilla… ¡algunos gobiernos autonómicos la enmiendan! ¡Nooooooo!, aún resulta peligroso. Vamos, que no le quieren quitar al ronzal al burro. La única solución que nos queda es dar coces.