Con un magro incremento de ingresos del 1%, Deutsche Bank ha pasado, durante el segundo trimestre del año, a beneficios: 158 millones de euros frente a los 946 millones de euros de pérdidas durante el mismo periodo del año anterior. A eso se le llama forzar el beneficio.

De cualquier forma, el problema del banco alemán no es de un trimestre ni de unas multas por irregularidades en su gestión: sencillamente le falta modelo.

El orgullo de la banca alemana inició su caída un cuarto de siglo atrás, cuando se empeñó en convertirse en banco de inversión. Lo consiguiera o no, algunos piensan que no, se dejó muchos pelos en la gatera y, encima, intenta compatibilizar ambos modelos… y desde entonces, el Deutsche vive en el caos.

Una buena muestra de ello es Deutsche España, producto de la compra de varias entidades dedicadas a la banca al por menor.

Ahora no saben qué hacer, si venderle o cerrarlo.