Pedro Sánchez ha hecho caso a Santiago Abascal, el líder de Vox: ha declarado el estado de alarma, por el cual acumulará durante 15 días todo el poder. Es decir, que todo el poder será para Pedro Sánchez. No se reducen los hechos en teoría, como sucede en los estados de excepción y de sitio pero sí pueden reducirse las libertades. Por ejemplo, la libertad de movimientos. Y esa merma de libertades no es recurrible ante ningún tribunal. De hecho, Sánchez ha decretado Estado de Alarma durante 15 días, porque en el jornada dieciséis ya debe pedir permiso previo al Congreso para un prórroga. Durante esta quincena, la única exigencia a Sánchez es dar cuenta al Congreso de sus pasos.

Pero, en cualquier caso, el Estado de Alarma supondrá que Sánchez pasa a ser el único poder efectivo en lo referente a la lucha contra el coronavirus (y eso conlleva mcuhas cosas). Ningún presidente de comunidad autónoma, ningún acalde, puede oponerse. Tampoco las cámaras ni un juez con medidas cautelares. 

El Estado de Alarma fortalecerá a Sánchez y debilitará a la democracia española, convertida en un ensayo de dictadura pasada por las urnas 

Pero el Estado de Alarma, supondrá, además de menos libertad, más histeria. Todo indica que el coronavirus resulta ultracontagioso pero no más peligroso que otros virus para los que ya se han generado anticuerpos y vacunas. Es más contagioso que letal.

Luego está el escenario sobre el que se aplica. Los infectados ya superarán los 4.000 y los muertos superan los 120. Sánchez asegura que los afectados podían llegar hasta los 10.000, pues bien, eso significa que el presidente espera unos 330 fallecidos. 

El Covid-19 es un virus más contagioso que grave, no necesitaba ningún estado de emergencia

Pero el coronavirus, a pesar de su carácter histórico, ha servido para que Pedro Sánchez no modifique un adarme sus derivas más peligrosas. La autoritaria, por supuesto, buena prueba de ello es el Estado de Alarma, unido a ese lenguaje cantinflesco al que se ha habituado y que él considera solemne. Por ejemplo, cuando habla de la necesidad de mantener la "distancia social", novedoso concepto, o cuando se despide dirigiéndose a "todos y a todas, queridos compatriotas". Al parecer, se le olvidó lo de 'compatriotos'. Por no hablar de su frase más redonda: "este virus lo pararemos unidos". Y sin haberlo deseado le ha salido un pareado.

El Sánchez más cursi: "Este virus lo pararemos unidos"

Y la histeria, esta vez, sí, muy social, seguirá creciendo, no lo duden. Tras la Declaración del Estado de Alarma, más. Ahora ya no sólo es una pandemia: es una cuestión de Estado. De la pandemia a la histeria, de la histeria al caos, del caos a la estupidez. Sánchez avanza veloz, de etapa en etapa.

LA primera muestra de la merma de libertad es que se está nmultiplicadno los ensayos de ingenirái social. El lehendakadi, lo hace por lso vascos, sw arroga le pdoer de confinamiento social. Como es social debe de ser buen. Lso catalanes ya lo han lelvado a cabo en Igulada y Murcia y Extremadura ya se han estrenado, Proque confinar significa eso que están pensando: crear ciudades-carcel. 

Pero pobre de aquel que se atreva a oponerse a las medidas liberticidas de Sánchez: ese es un homicida.

Y así, cuando nuestros propios cuerpos hayan vencido la batalla al corona-virus (porque al virus acabarán por vencerle nuestros propios organismo), el Gobierno podrá decir que las medidas liberticidas adoptadas por él, por don Pedro Sánchez, fueron las que acabaron con la pandemia.