Es el futuro que nos espera y que llegará más pronto que tarde. Alguno pensará que es una exageración y que Europa no permitirá que se instale el comunismo en España. Error, porque no sólo no lo impedirá, sino que servirá de coartada frente a los que se atrevan a poner algún tipo de resistencia.

Si no se lo creen, escuchen al socialista Josep Borrell, Alto Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores, que ha concedido una entrevista a El Mundo:

- “No podemos esperar a que se acabe la amenaza sanitaria para empezar a hacer frente al problema económico”, asegura.

- “¿Más Estado?”, le pregunta el periodista. Y entonces, Mr. Pesc nos dice lo que va a suceder:

- “Pondrá de relieve el papel del Estado, que aparece no sólo como el prestamista de última instancia; ahora el Estado es el empleador de última instancia, el consumidor de última instancia, el propietario porque habrá inevitablemente que capitalizar empresas con nacionalizaciones, aunque sean transitorias, y el asegurador de última instancia”, asegura.

Por supuesto, lo de “aunque sean transitorias” no deja de ser una concesión a la galería, porque todo el mundo sabe que el comunismo tiende a copar todas las esferas de poder, también el económico. Y el Gobierno de Pedro Sánchez no es socialdemócrata sino comunista.

La transición será rápida, antes de que nos demos cuenta. De hecho, ya ha comenzado. “Aumentará la presencia del Estado. Será de forma permanente. Tendremos que acostumbrarnos a no considerar como una carga los sistemas públicos de salud o de seguridad, a no considerarlos como un problema que hay que reducir, sino como un activo esencial de una sociedad”, afirma Borrell. Blanco y en botella.

Sánchez aprovecha la crisis sanitaria para instaurar un nuevo régimen en España -comunista-, con el visto bueno de Europa. Lo adelantó hace unos días el ministro de Fomento, ahora de Transporte, José Luis Ábalos, al afirmar que de toda esta situación saldrá más Estado. Y Pablo Iglesias, el comunista fetén del Ejecutivo, puso la primera piedra: “Toda la riqueza del país debe estar subordinada al interés general”, sentenció.

Europa no nos salvará del comunismo de Pedro Sánchez. Será su coartada.