El batacazo está siendo de campeonato. Atresmedia cae un 7,7% en bolsa -lunes 9 de julio- y Mediaset un 4,4%. Aún quedan cuatro horas de negociación bursátil y puede pasar de todo, también que se agudicen las pérdidas. El panorama no es muy alentador que digamos.

Lo cierto es que estamos asistiendo al comienzo de la crisis de la televisión que va más allá de si suben o no las audiencias y de si aumenta o disminuye la inversión publicitaria. Esta crisis es mucho más profunda porque lo que está en entredicho es el propio modelo.

Los primeros informes negativos de los analistas de Deutsche Bank se remontan al verano de 2017. Este lunes, lejos de corregirlos, han vuelto a insistir en sus pronósticos a la baja, con la consabida reacción de los mercados.

Pasó en la prensa y ahora está comenzando a ocurrir en la televisión

Es una crisis de modelo que requiere medidas profundas. Primero, por la irrupción de la televisión a la carta (Netflix, HBO…). En segundo lugar, porque la publicidad ha dejado de ser útil. Pasó en la prensa y ahora está comenzando a ocurrir en la televisión. En otras palabras, el duopolio tiene que buscar soluciones que vayan más allá de los parches habituales. Tiene que encontrar un modelo de negocio válido para estas nueva era que ya ha comenzado.

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Buena prueba de ello es que las grandes marcas están dejando de hacer publicidad tal y como la conocemos, algo que afecta inevitablemente al duopolio televisivo. Y no está el horno para bollos: el resultado hasta marzo de Atresmedia y Mediaset ya nos puso sobre la pista y desveló que al problema de la audiencia se unen las dificultades financieras.

Lo dicho: estamos ante el comienzo de la crisis de la televisión, que en España es la crisis del duopolio. Una crisis profunda, de modelo.