Mucho se está especulando sobre la salida de Francisco González del BBVA. Que si va a apurar hasta el final -el 19 de octubre de 2019 cumplirá 75 años, la edad máxima marcada por el banco para la retirada del presidente-, que si se marchará a finales de este mismo mes de septiembre…

Pues ni tanto ni tan calvo. FG piensa marcharse con el cierre del ejercicio 2018 que, casi con total seguridad, será excelente. Por el contrario, 2019 plantea demasiadas dudas, empezando por Turquía y terminando por la propia economía española. En otras palabras, don Francisco se irá por la puerta grande y, si me apuran, incluso puede que lo saquen a hombros. FG dejará un banco con unos registros envidiables y, sobre todo, en una posición privilegiada para afrontar la nueva era digital.

Todo lo que está haciendo y diciendo en sus últimas apariciones públicas suena a despedida

¿Qué mejor momento para marcharse que cuando la empresa está en la cima? Solo hay un pequeño escollo: la cotización del banco durante su larguísimo mandato. Porque, tal y como le recordó un accionista en la última junta, el banco vale lo mismo ahora que hace 20 años. Pero ese es un pequeño detalle sin importancia. Lo mollar es la digitalización y ahí el banco lo borda… gracias a FG.

Así las cosas, no tiene sentido adelantar la salida si puedo rematar la faena con unos resultados brillantes. ¿Qué ocurre con Turquía? ¿Acaso no notará el banco la crisis de su tercer mercado más importante? Ciertamente, la debilidad de la economía turca se reflejará en las cuentas del BBVA, pero no en las de 2018, sino en las de 2019 que será, además y según todos los analistas, un año peor que el presente. Por eso no hay que apurar. Tengan en cuenta que los resultados del primer trimestre de ese ejercicio se presentarán, como es habitual, en el mes de abril.

Está perdiendo la esperanza en imponer su sucesión: el BCE exige a Jaime Caruana de presidente y a Torres Vila como CEO

Lo que nadie discute a estas alturas es que FG dejará la Presidencia. Todo lo que está haciendo, con unas apariciones públicas que han sorprendido a más de uno, suena a despedida. Véase, por ejemplo, la entrevista del lunes 17 de septiembre en el diario ABC

Sí, FG ha perdido la batalla para prorrogar su mandato y está perdiendo la esperanza en imponer su sucesión. Ya saben, lo que más teme un presidente saliente es que su sucesor levante las alfombras o se dedique a corregir a su antecesor. Por eso, la apuesta de FG es nombrar a Carlos Torres como presidente ejecutivo, con plenos poderes. Pero esto es algo que el BCE no está dispuesto a admitir. Desde Fráncfort insisten en el esquema anglosajón: Jaime Caruana, o alguien similar, como chairman o presidente no ejecutivo, y a Carlos Torres, o similar, como CEO.