Albert Rivera es el segundo y penúltimo líder que ha recibido Pedro Sánchez en la ronda de contactos con el fin de encontrar apoyos suficientes para su investidura como presidente. En la reunión, que ha durado 40 minutos, Rivera ha insistido en las ideas que presentó a SM el Rey la semana anterior: vigilará a Sánchez desde la oposición, aunque será leal oposición en asuntos de Estado y en asuntos europeos.

Y es que España será gobernada por una alianza, no explícita, incluso negada, de PSOE y CiudadanosDos fuerzas progres y políticamente correctas que proporcionarán un espejismo de alternancia y estabilidad democrática. Ambos son abortistas, promueven el lobby LGTB, ambos practican la ideología de género; ambos son cristófobos, ambos quieren cargarse la educación católica, ambos son relativistas y posibilistas y tanto el uno como el otro consideran que cualquier convicción firme, salvo las suyas propias, implica intolerancia. Además, los dos pertenecen a la esfera del Nuevo Orden Mundial (NOM).

Sánchez y Rivera tienen la misma ideología: lo políticamente correcto

"Le hemos dicho a Sánchez que votaremos que 'no'. Nosotros no tenemos nada de que hablar", sentenciaba. Y es que alegaba que los números le dan al socialista para llegar a la mayoría, así que es su trabajo apañárselas: "Sánchez ahora tiene la obligación de negociar un Gobierno". Asimismo, mantenía la misma postura contra los "sablazos fiscales" y las "excesivas concesiones nacionalistas" del PSOE. Instaba así al presidente a pactar con su "socio natural", Pablo Iglesias. 

No obstante, Ciudadanos adoptará un papel de "oposición leal" respecto a "pactos de Estado y asuntos europeos". Así se distancia Rivera de Pedro Sánchez ante los medios, mientras llegan a un acuerdo en privado pra repartirse el poder. En definitiva, una forma de revivir el estilo del veterano Miguel Roca: primero se negocia y acuerda en privado y, luego, de cara al público, exijo concesiones o amenazo con la ruptura. Concesiones ya logradas de antemano. Ya saben, Cánovas y Sagasta, feroces adversarios en público y club de intereses en privado, con el objetivo último de conseguir una estabildad en la alternancia política. Los malvados lo califican como reparto de poder entre dos señores.

 Volvemos al bipartidismo, pero entre PSOE y Ciudadanos... y el PP y Podemos en la marginación

En resumen, los españoles seremos gobernados por una coalición, no explícita, entre PSOE y Ciudadanos… para nuestra desgracia. Y eso a pesar de cualquier ‘gobierno de cooperación’ entre PSOE y Podemos, que ha constituido el proscenio informativo de la mañana del martes. Por cierto, ¿qué es un Gobierno de cooperación, además de inclusivo, abierto y progresista? Silencio.