La Bolsa de Madrid cerró en el 9.300, mínimo de año. Y esta vez la culpa no es de la banca, el sector pupas, sino que revela una tendencia cada día más acentuada y qué casualidad, coincide con la llegada de Pedro Sánchez a La Moncloa, 1 de junio.

Pero la Bolsa es lo de menos. Lo de más es que la imagen de la economía española está en caída libre y ya muchos se preguntan si estamos abocados, después del milagro del crecimiento durante el último sexenio, a una nueva crisis económica.

Las peores señales: renuncia a luchar contra el déficit, el imperio de la ecología en la energía y un paro que resurge… tan solo tres meses después de la salida de Rajoy

Tres son los aspectos que más preocupan. El más importante, la renuncia del Gobierno Sánchez a luchar contra el déficit fiscal. El Gobierno socialista ha vendido como un éxito que Europa le reduzca los deberes. A ver si nos entendemos: reducir el déficit fiscal no es bueno por sí mismo. Si te permiten aprobarlo con 3 y no con 5, no te están haciendo ningún favor.

El segundo termómetro es la evolución del desempleo, el mal histórico de España. El paro también predice el futuro, y lo que ha pasado en agosto va más allá del bajón del turismo.

Pedro Sánchez llegó a La Moncloa sin programa económico. Y eso se nota

Por último, la desastrosa y confusa política de Teresa Ribera, la ministra de energía que amenaza con disparar el coste de la energía, bajo la ecuación de siempre: energía verde igual a energía cara.

Pedro Sánchez llegó a La Moncloa sin programa económico. Y eso se nota. Y una segunda crisis económica en 10 años, tras el llamado ‘milagro económico de Rajoy’ (tampoco fue para tanto) es ahora perfectamente posible.

Ya saben, tiempo de rojos, hambre y piojos.