Consejo de Ministros del viernes 20 de julio. Comparece ante la prensa la ministra portavoz, Isabel Celaá, acompañada de sus colegas, la titular de Economía, Nadia Calviño, y la de Hacienda, María Jesús Montero.

Se trata de presentar el informe sobre estabilidad y el techo de gasto para 2019. Es decir, los pre-presupuestos, ahora sí, para el próximo año hechos en el presente. ‘Comme il faut’.

​Y más: envejece España mientras se alivia el déficit de la Seguridad Social (!!!)

Pero, de entrada, lo importante: Celaá condena la violencia de los sandinistas en Nicaragua. Quizás con un poco de retardo y a la diplomática; una condena severísima sin mover un dedo, naturalmente.

Lo mejor de todas las medias aprobadas sin duda la subida de las pensiones de viudedad, que son muy bajas.

Luego viene la cantinela del verdugo haciéndose la víctima.

Levantaremos 44 proposiciones de ley bloqueadas por el PP. Entre ellas, la igualdad de trato de mujeres en el empleo, universalización de la sanidad, la supresión de tasas judiciales, ayudas al alquiler de vivienda. “Como ven, todas ellas medidas muy importantes”, asegura Celaá. Cosa más progre.

Aumenta el gasto y, con ello, aumentarán los impuestos y se reducirá el empleo

Y en RTVE no habrá consejo. Directa trasformación en el sistema cazatalentos previsiblemente definitivo, previo intermedio de Rosa María Mateo, según la ministra portavoz, una profesional de primera ¡¡¡“tanto en la TV como fuera de ella”!!! Es decir, que RTVE “recupera su independencia… y su pluralismo”: ¡Ole, ole y ole!

Y más progresismo: el hombre de Izquierda Unida, poeta Luis García Montero, director del Instituto Cervantes, 87 centros en 44 países.

Ley de marcas. Trasposición de directivas europeas. Es para que las marcas, grandes por supuestos no sufran piratería. Ya saben es la tendencia en toda Europa, en nombre del ‘copyright’ se protege al grande y se hunde al pequeño.

Actualización de las pensiones de viudedad: se benefician más de 450.000 personas. Mujeres, sobre todo, aseguran las ministras. Muy cierto: en las esquelas siempre se lee aquello de “su apenada viuda”, casi nunca “su apenado viudo”. En cualquier caso, sube la base reguladora del 52 al 56% para alcanzar el 60% el 1 de enero de 2019. Repercutirá en más de 450.000 personas… la mayoría mujeres. En plata: subida del 7% en agosto y otro 7% en enero. 

Pero ya sabéis: no queremos realidades, queremos promesas. Y no despertéis al pobre, cuando lo haga, el mismo temblará

Pero vamos con el asunto del día: senda de estabilidad, límite de gasto no financiero y techo deuda y, sobre todo, el escenario macroeconómico.

Turno para Nadia Calviño y María Jesús Montero. Escenario macroeconómico anexo para el periodo 2018-2021. Por de pronto, se aumenta el límite de gasto hasta los 125.000 millones de euros, unos 5.000 millones más de lo previsto. Un gran error, claro, porque exigirá aumentar los impuestos. Lo que tenían que hacer era, precisamente, reducir el gasto.  

Ahora bien, el problema de este pre-presupuesto es que durante el próximo cuatrienio (2018-2021) se supone que el PIB decrece y el empleo crece. Oiga, eso es lo que se llama una contradicción en origen. Vamos, que el pre-presupuesto del Gobierno Sánchez resulta difícil de creer.

Lo mejor: la subida de las pensiones de viudedad. Era de justicia

Y todo ello tras haber puesto el listón del déficit más bajo, previa negociación con Europa, y con una guinda de la tarta. En 2021, la Seguridad Social tendrá un déficit del 0,4%. Con una población cada día más envejecida, no se lo cree ni el que asó la manteca.

Lo que recuerda aquello de “tiempo de rojos, hambre y piojos”. Ahora bien, recuerden aquella pancarta electoral peruana: “No queremos realidades, queremos promesas”. Y ahí sí lo borda el Gobierno Sánchez. A fin de cuentas, no despiertes al pobre: cuando despierte, él mismo temblará.