Sr. Director: Preocupa, sí y mucho, una posible proclamación de una república catalana independiente, pero hay expectación por divertirse con la ceremonia. Pero lo que ha formado parte del sainete más divertido fue el discurso de Puigdemont al día siguiente al de Rey, a la misma hora y sin la mínima seriedad y ha constituido una de esas piezas en las que los espectadores apenas se enteran del texto, impedidos por las carcajadas y ha constituido la cima de Puigdemont como uno de los monologuistas más divertidos de nuestra televisión, es sin duda el discursito en plan jefe de estado. Desde la puerta abierta de fondo (impresionante alegoría de los asesores de imagen) hasta el tonillo contemporizador, la reconvención al 'otro jefe de estado' y la indumentaria sobria y austera, todo contribuía a crear un clima de vodevil principesco. Vamos, que solo le faltaba un uniforme de guardarropía. Pedro García