Sr. Director:
Tengo la impresión de que Arabia Saudí y las monarquías del Golfo no van a tolerar la caída de Yemen en manos de los chiíes de obediencia iraní, pero tampoco van a consentir que en este río revuelto ganen las sucursales de Al Qaeda y el Estado Islámico.

Yemen acaba de ampliar la zona en la que Irán y Arabia Saudí disputan su particular guerra caliente por la hegemonía en la región.

El tablero es tan complejo que en estos momentos no hay mejor política exterior que la que se mueve paso a paso y por adaptación, buscando siempre la protección de unas poblaciones víctimas de una violencia absurda, y cerrando el paso a los radicales que provocarían una desestabilización total que aumentaría el sufrimiento y el miedo en todo el Medio Oriente.

Suso do Madrid