Sr. Director:  

Habla el Papa Francisco, entre otras cosas, del endurecimiento mental y espiritual, de las instituciones que se encierran en sí mismas, planifican, trabajan a destajo, pero sin embargo son incapaces de llorar con los que lloran y de reír con los que ríen. 

Habla de la Curia romana, sin tapujos, y expresa un pensamiento de deseo en positivo al anhelar que sea un pequeño modelo de la Iglesia, que es capaz de autocrítica, actualización y mejora.

Habla de la Curia, pero no solo de ella. Con un discurso así, Francisco está enseñando a la Iglesia entera el camino malo y también el bueno. Nos está recordando lo esencial: que si no nos alimentamos cotidianamente con la Palabra de Dios y la Eucaristía corremos el riesgo de convertirnos en meros burócratas, porque quien ha perdido la memoria de su encuentro con el Señor y depende sólo de sus propias pasiones, caprichos y manías, termina por mirarse solo a sí mismo y por levantar muros a su alrededor.

Enric Barrull Casals