Sr. Director:
Con motivo del Día Mundial de la Alimentación (16 de octubre), Cáritas y Manos Unidas, junto al resto de organizaciones involucradas en la campaña "Una sola familia humana, Alimentos para todos", han suscrito un Manifiesto -presentado en el acto del Círculo de Bellas Artes de Madrid- en el que se constata cómo a fecha de hoy todavía una de cada nueve personas sufre desnutrición crónica, mientras que en el mundo se desperdicia el 30% de todos los alimentos producidos.

Por eso, ante el escándalo que supone que 805 millones de personas sigan pasando hambre en el mundo, estas dos organizaciones reclaman el derecho de todos los seres humanos a una nutrición suficiente, sana y adecuada, como parte esencial de una vida digna.

 

Se lanzaba, además, un llamamiento a la ciudadanía a comprometerse con la realización efectiva del derecho a la alimentación de todas las personas mediante una apuesta personal y comunitaria a mantener estilos de vida basados en el consumo responsable y sostenible, que evite, por ejemplo, el desperdicio de los alimentos.

 

En el Manifiesto se insta a los poderes públicos para que sitúen, a nivel estatal y europeo, el derecho a la alimentación en el centro de las estrategias de Gobierno, y lo protejan de los intereses del mercado. Y urge a los responsables políticos a acometer el objetivo de acabar con el hambre –la manifestación más extrema de la pobreza– en la nueva agenda de desarrollo "Post 2015"; a respaldar un modelo agrícola sostenible, destinando al menos un 10% de la Ayuda Oficial al Desarrollo a la agricultura familiar; a dar prioridad a la producción de alimentos sobre el cultivo de agro combustibles; y a articular un marco regulador que evite la inflación del precio de los alimentos y su desperdicio.

 

Por último, se reclama la puesta en marcha de un acuerdo internacional que frene el cambio climático, que propicie modelos más sostenibles de producción de energía y de alimentos, y que cuente con la financiación adecuada para que las comunidades más vulnerables se puedan adaptar a sus efectos negativos.

 

Domingo Martínez