Lo explica Religión en Libertad y yo no tengo mucho más que añadir. Porque aquí el problema no está en el violador, que bien condenado está si ha perpetrado su fechoría. El problema está en una ley estúpida, y en un consenso social aún más idiota, según el cual uno puede declararse hombre o mujer a conveniencia, independientemente de lo que la naturaleza le ha impuesto.

Al parecer, no se nos pide permiso para nacer pero algunos pretenden que se lo pidan para nacer hombre o mujer. Y otros, los presuntos violadores, aprovechan la necedad social para librarse de la quema.