Miles de niños que atraviesan Libia en su viaje hacia Europa son víctimas de violencias y abusos sexuales. Lo denuncia Unicef y resulta realmente sangrante. Ahora bien, me sorprendió que, cuando estuve en Libia, con Gadafi, los negros, no digo que fueran agasajados, pero sí tratados con cierto respeto. Había libertad religiosa -reducida pero la había- y los cristianos disponían de pocos centros para vivir su fe y su culto. Luego al amigo Barack Obama se le ocurrió liberar a los libios y consiguió que esos mataran a Gadafi y que el Estado Islámico se instalara allí con más fuerza que en los mismos Irak o Siria. El país se sumó en un caos de violencia, donde los emigrantes no tienen cabida. Pero ¡qué grande eres Obama! Y luego está lo de la Unicef. Está claro que la agencia de Naciones Unidas para la infancia solucionaría todo esto con el estilo NOM: con aborto y contraceptivos. Está claro que si el niño no nace no puede ser víctima de abusos en Libia (ni en ningún otro sitio). Hispanidad redaccion@hispanidad.com