Bueno es saber que a un Gobierno se le juzga por los resultados de su gestión y que en el caso del Gobierno catalán, brillan por su ausencia. El 'president', Artur Mas, firma hoy, como está previsto, la convocatoria de elecciones anticipadas para el 27 de septiembre. Es la traca final de lo que hemos conocido desde hace dos años como deriva soberanista. Nada de ese proceso se entiende sin el viaje a ninguna parte que Mas inició el año pasado con el vodevil de la consulta independentista, sin amparo posible en la legalidad. El más difícil todavía son unas elecciones plebiscitarias que no tendrán el calificativo de tal para evitar que el Gobierno las impugne. El soberanismo ha sido la mejor maniobra de distracción para esconder la inoperancia de un Gobierno. Ninguna ley importante ha visto la luz en esta legislatura que no ha llegado a tres años, mientras la conflictividad institucional se ha disparado por todos los costados. El balance no puede ser más desastroso. Hispanidad redaccion@hispanidad.com