Dice doña Susana Díaz que los andaluces han podido elegir porque hubo un 28 de febrero. Es decir, porque ella les adelantó elecciones para poder consolidarse (Susana, que no los andaluces), tanto en Andalucía como en el PSOE. Bueno, eso no lo ha dicho pero la verdad es que doña Susana habla mucho y no dice nada. En cualquier caso, su descripción personal ya la hemos hecho y dista mucho de la moderación que gusta exhibir.

Lo cierto es que la primera conclusión de las elecciones andaluzas sería la demostración, 'another time', de la degeneración moral de España. Veamos:

500.000 andaluces han votado a los neocomunistas de Podemos, unos tipos que, si pudieran, nos aplastarían la cabeza a quienes no pensamos como ellos. Por ejemplo a los católicos.

Otros 300.000 han votado a un señor que comenzó su carrera política poniéndose en bolas para llamar la atención. Los regeneradores de España son eso: gente que trata de llamar la atención para poder echar a la casta y convertirse en nueva casta.

Al lado, los dos partidos de siempre: impasible el ademán ante el error. En su rueda de prensa del lunes postelectoral, Susana Díaz no dedicó una palabra a la corrupción -que no les ha afectado a los socialistas- aunque ella es hija del sistema corrupto y apadrinada de los corruptos.

Y en cuanto a un Rajoy ensoberbecido por los grandes logros económicos conseguidos… pues ahí tiene el resultado. A ver si nos entendemos. Con la corrupción no pierdes votos, pero si le tocas el bolsillo a la gente, sí. ¡Ay amigo! Lo que demuestra que la clase política española está degenerada, pero la población española también.

Hispanidad

redaccion@hispanidad.com