Drama de época que traslada a imágenes la novela El hombre semen de Violette Aihaud, un título muy expresivo que puede orientar algo sobre el contenido “no muy ejemplar” que ofrece este film.

En 1982 el pueblo de Violette, situado en las montañas francesas y de orientación ideológica republicana, recibe la represión más dura ordenada por Napoleón III. Tanto es así que son apresados todos los varones del pueblo y las mujeres se quedan totalmente solas y aisladas. En ese escenario, un grupo de jóvenes hacen la promesa de que compartirán al primer hombre que aparezca por el lugar.

Asombra que el suspense de toda la historia radique en si ese grupo de jóvenes son capaces de vivir o no la castidad cuando aparece un herrador en el pueblo, porque eso es lo que plantea La mujer que sabía leer: una alternativa tan inmoral como ilógica, en unas circunstancias excepcionales, donde el deseo sexual pesa más que el sentido común.

En esta situación tan extrema se queda en un segundo plano la joven más culta del pueblo, la que sabe leer, que se enamora del desconocido y es correspondida. La joven actriz belga Pauline Burlet, a la que vimos de niña en La vida en rosa, encarna a la torturada protagonista.

La película recuerda temáticamente a La seducción, de Sofia Coppola.

 

Para: Los que aprecien los filmes con morbo