Una joven que regresaba sola a su domicilio de madrugada, en Caspe, un pueblo de Zaragoza, fue sorprendida por un inmigrante pakistaní que se abalanzó sobre ella, sujetándola con fuerza para impedirle cualquier intento de escapar. Mientras la inmovilizaba, empezó a tocarla sin su consentimiento y, tal como recoge La Gaceta, le dijo: «Vamos a follar».
Pero la chica logró activar un pequeño dispositivo de seguridad que llevaba consigo, un llavero con alarma que emitió un estruendoso sonido, alertando a posibles testigos y poniendo al agresor en fuga. Este acto reflejo fue determinante para evitar que la agresión se convirtiera en algo aún más grave.
El caso ha llegado ahora a la Audiencia de Zaragoza, donde este martes el acusado se sentará en el banquillo para responder ante la justicia por los hechos ocurridos en Caspe. La Fiscalía ha solicitado una condena acorde con la gravedad de la agresión sexual, respaldada por el testimonio de la víctima y las pruebas recabadas durante la investigación.
El suceso ha generado preocupación en la comunidad, reavivando el debate sobre la seguridad en las calles y la protección de las mujeres frente a este tipo de ataques y el incremento de la inseguridad causada, entre otras cosas, por el aumento incesante de la inmigración ilegal. La rápida actuación de la joven, combinada con el uso de un simple dispositivo de alarma, ha sido clave para frustrar la agresión y permitir la detención del sospechoso.
Un simple detalle como el de que la joven llevara consigo un llavero con alarma acústica demuestra que, a pesar de que el ministro Marlaska ponga a España como "uno de los países más seguros del mundo", los ciudadanos no tienen la misma impresión.