La frase no es mía, que conste, sino de Jean Guitton. Este filósofo francés, arquetípico del siglo XX, que naciera en 1901 y muriera en 1999, soltó aquello de que "yo soy católico porque lo quiero todo"

Nada más contrario al espíritu cristiano que el apocamiento. Los católicos no sólo pretendemos cambiar el mundo, además, queremos un mundo nuevo, lo queremos todo.

Así, el pensamiento cristiano se coloca en la antítesis de la moda verde: el planeta es para el hombre, no el hombre para el planetaproducir más es mejor que consumir menos. Y además, más creativo. Ya saben: no queremos medioambiente, lo queremos entero.

La ambición vital constituye el primer mandamiento de la vivencia católica: aspiramos a la vida eterna sí, pero, no olvidamos el ciento por uno en esta vida de ahora mismo

Es más: la ambición vital constituye el primer mandamiento de la vivencia católica: aspiramos a la vida eterna sí, pero no olvidamos el ciento por uno en esta vida de ahora mismo.

San Josemaría fue quien dijo aquello de "¿Virtud triste? Rara virtud". Pues eso.