Ahora me entero que Juan Carlos I, que no es el rey más pío de la historia y sin duda bastante golfo, pero que nunca se avergonzó de su fe cristiana, quiso premiar con la Gran Cruz de Isabel la católica a Messori... y Messori aceptó. porque era... la Cruz
Lo cuenta Vittorio Messori, en su libro entrevista con Andrea Tornielli, titulado Por qué creo. Lo recomiendo vivamente. Y los últimos avatares sobre la demonización de Juan Carlos I, exiliado en el Golfo Pérsico, han llegado con la carta enviada a su hijo Felipe VI, asegurando que piensa volver a España, aunque sólo de visita, y la mezquina respuesta del emperador Sánchez exigiéndole que dé explicaciones a los españoles, las españolas y hasta los 'españolos'... ponen de actualidad lo que cuenta Messori de Don Juan Carlos. Lean la historia según la cuenta el propio Vittorio Messori:
"Un día me telefoneó el embajador de España ante la Santa Sede, revelándome que el rey Juan Carlos era un atento lector de aquellos libros míos 'revisionistas' en los que defiendo a la Hispanidad de las muchas leyendas negras, a menudo inventadas por protestantes con odio anticatólico, por masones con odio a la Inquisición, por ambientes judíos, incluso islámicos, por la expulsión de los 'marranos' y los moriscos. Leyendo sobre todo el ensayo en que recordaba a los propios españoles el gran milagro del que no se acuerdan, el de la pierna reemplazada en Calanda, en Aragón, en 1640, por intercesión de la virgen 'nacional', la del Pilar de Zaragoza, el rey -me dijo el embajador- se había emocionado.
El hecho es que había decidido que a aquel italiano había que darle un premio. A diferencia de lo que había hecho con otros muchos ofrecimientos, aquella vez acepté, y además de muy buena gana, porque la cruz de 'caballero' que se me ofrecía era la de la antigua orden de Isabel la Católica, la Reina políticamente incorrecta que, como sabes, ha encontrado y encuentra en su camino hacia la beatificación el veto furibundo de esos poderosos 'lobbies' a los que he aludido".
El 40% de los católicos del mundo hablan español
Conclusiones:
1.A la historia cristiana de España, que merecería mucho más que Francia el título de hija primogénita de la Iglesia, a esa fe cristiana de los españoles que creó la Hispanidad, y que ha hecho que más del 40% de los católicos del planeta hablen español... ni se alude en España. Hay que buscar a un extranjero para que valore la historia de la nación española y para ayudar a Juan Español a recuperar su autoestima.
2.Para enseñarnos historias y destruir tópicos. El mejor rey que ha tenido España ha sido una mujer: Isabel de Castilla. Pero necesitamos un extranjero para enaltecer su figura.
3. A la necedad progre le da por el agnosticismo sarcástico, huero, frívolo. Por eso, hasta en Aragón he oído chanzas sobre el Cojo de Calanda, el hombre al que la Virgen María le restituyó una pierna amputada. Pues bien, a los autores españoles que han escrito sobre el milagro -ejemplo, Francisco Ansón, "Los milagros de la Virgen del Pilar"- nunca se les ha hecho caso. Tuvo que venir un italiano para mostrar uno de los prodigios más documentados de la historia barroca española.
4.Ahora me entero de que Juan Carlos I, que no es el rey más pío de la historia y sin duda bastante golfo, pero que nunca se avergonzó de su fe cristiana, quiso premiar con la Gran Cruz de Isabel la Católica a Messori... y Messori aceptó, porque era... la Cruz de Isabel de Castilla.
Juan Carlos I y Felipe VI: la monarquía española, entre el sinvergüenza auténtico y el auténtico sinvergüenza
Entiéndase: Juan Carlos I no le llega a la altura del betún a la autora del codicilo que enmarcó la única colonización mundial que acabó en mestizaje, pero Juan Carlos I es un católico convencido, mal católico y tantas veces incoherente, no dispuesto a dar su vida por su fe, pero al que tampoco se le ocurriría, como hace su hijo, Felipe VI, despreciar la fe cristiana.
El Rey Juan Carlos I puede ser un sinvergüenza pero es auténtico. Su hijo Felipe VI corre el riesgo de acabar en auténtico sinvergüenza. El uno es un pecador pero no mueve los principios. El otro es tibio, que es mucho peor, pues mueve los principios morales según sus intereses. O sea, se trata de un Rey mucho más progresista. Y ya saben, porque eres tibio estoy para vomitarte de mi boca.
Porque eres tibio estoy para vomitarte de mi boca
Y todo esto se me ha ocurrido escuchando a una majadera indepe catalana, quien calificó a Juan Carlos I como ladrón, lo cual me encabrona bastante menos que escuchar a Pedro Sánchez exigir explicaciones al rey de España.
¿Significa eso que aplauda a Juan Carlos I? Ni hablar. Les recuerdo que fue el Rey quien firmó la norma que introducía el aborto en España. Sólo digo que es un sinvergüenza auténtico mientras que quienes le atacan, Pedro Sánchez incluido, son auténticos sinvergüenzas. Así que ¡Viva el Rey Juan Carlos I! Ni explicaciones ni puñetas. Y al Rey Felipe VI, que espabile, porque sus cesiones ante la izquierda no significan más que preparar su propio patíbulo.