La vicepresidenta de la Comisión Europea, la croata Dubravka Suica, tiene un problema: se ha dado cuenta del invierno demográfico que vive Europa en general y España en particular, pero no se atreve a decirle a los gobiernos nacionales, y menos aún al de Sánchez, que la solución consiste en fomentar la natalidad.

No, ella no es tan fascista. Es más, durante el desayuno informativo celebrado el miércoles por Nueva Economía Forum, instó, en vísperas del 23-J y de la Presidencia española de la UE, a no votar a partidos con discursos populistas y que proponen soluciones sencillas para un problema que, según ella, es muy complejo. Traducido: no se puede votar a Vox porque defiende algo tan complejo como la vida, desde la concepción hasta la muerte natural.

“No podemos obligar a nadie a tener hijos, es una decisión personal, pero podemos influir de forma indirecta”, señaló, pero sin ofrecer ninguna solución. En su lugar, se fue por otros derroteros como la necesidad de poblar las zonas rurales o fomentar la llegada ordenada de inmigrantes.

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Una lástima, porque Suica desaprovechó una ocasión de oro para instar al Gobierno actual y al que salga del 23-J a tomar medidas como el salario maternal, que ya funciona en otros países como Alemania o Francia. Un salario maternal para todas las madres, trabajen o no y hasta que los hijos cumplen la mayoría de edad, como en España: 100 euros sólo apra madres-trabajadoras y hasta ¡los tres años de vida!

Las previsiones son más que preocupantes: si no se corrige la tendencia actual, en 2070, la población de la UE sólo representará el 4% de la población mundial. Más grave resulta la situación en España, donde la natalidad sigue cayendo a plomo ante la indiferencia de las administraciones públicas. Según el INE, hasta el mes de abril de este año nacieron 103.443 personas, un 1,7% menos que en el mismo periodo de 2022.