Les resumo lo del Valle de los Caídos: el secretario de Estado del Vaticano, Pietro Parolin, junto con el cardenal arzobispo de Madrid, José Cobo, negoció y acordó con el Gobierno Sánchez tres puntos: la conservación de la Basílica y el mantenimiento del culto católico en el lugar, la presencia de una comunidad monástica para la atención de la Basílica y, por último, que la Cruz no se puede destruir puesto que es una expresión del amor, de la entrega y del perdón por parte de Jesucristo. La Conferencia Episcopal Española refrendó el acuerdo de manera “total y unánime, sin ninguna voz discrepante”.

72 horas después, sin embargo, los obispos se dieron cuenta de que el Gobierno Sánchez les había engañado y que la intención de Moncloa era y es justo la contraria, es decir, profanar la Basílica en su totalidad manifiesta. La victoria sanchista comenzó cuando los obispos le entregaron la cabeza del prior Santiago Cantera, el único valiente que se había enfrentado al Ejecutivo. Ahora, tras la firma del acuerdo, Moncloa tiene el camino expedito para resignificar Cuelgamuros, esto es, para profanar la Basílica.

Pues bien, en este contexto, el Observatorio para la Libertad Religiosa y de Conciencia (OLRC), ha enviado una carta al secretario de Estado del Vaticano, Monseñor Parolin, el mismo que firmó el acuerdo nefasto, para que le traslade al papa León XIV su preocupación por lo que está pasando. Habría que haber visto la cara de Parolin al leer la misiva.

Según María García, presidenta del OLRC, las actuaciones del Gobierno “contravienen los Acuerdos Iglesia-Estado de 1979 que garantizan la inviolabilidad de los lugares de culto y su carácter sagrado, y representan una vulneración directa de la libertad religiosa y de culto de la Iglesia católica y de los derechos de sus fieles”.