Libros recomendados. El trípode descomponedor de España
El trípode falsario del Gobierno, donde se apoya para la deconstrucción de España, es la historia contemporánea, la ley de la eutanasia y embridar una nueva constitución que nos convierta en una república confederal donde los ciudadanos se encuentren divididos entre ellos y perseguidos en sus libertades sin no se atienen a la ley.
Así, de nuevo hemos tropezado con los intentos de retorcer la historia al antojo de nuestros gobernantes para que sea sólo lo que ellos quieren que sea. Y como si lo hubieran hecho adrede, la editorial Sekotia lanza II República sin complejos, de Javier García Isac, en la que retoma de nuevo las artes de contar y explicar con detalle por qué esa etapa de la historia de España no fue buena, ni romántica, ni libre, ni democrática, ni mucho menos de progreso… Porque si nos dejamos guiar del refranero y decimos aquello de aquellos polvos, estos lodos, descubriremos que aquella República fue el semillero perfecto para lo que terminó siendo la peor parte de la historia absoluta de España, eso que pretenden rescatar en los salones de Moncloa, que perdieron en el campo de batalla: nuestra desgraciada Guerra Civil Española, de la que Fernando Paz, también en esta misma colección, dio buena cuenta.
Pero no solo se dedican a reformatear la historia, porque lo que este gobierno está haciendo es esperpéntico a todos los niveles: económicos, políticos, legales…. Sin duda, de todos los niveles posibles, el peor de ellos es el de la vida y la muerte, porque ese es el único nivel que solo pica billete de ida. ¿Es posible que podamos creer que después de la retahíla de muertos, de una sin razón sanitaria llena de inexactitudes y mentiras como la inexistencia del grupo de expertos, o la falta de material sanitario, sean capaces de hacer rular la ley de eutanasia? Sin duda, lo que llaman progresía y los que se autodenominan progresistas, en su ADN tienen la muerte como carné para conducirse por la vida.
Dicho esto, ante la infamia de que en plena pandemia, donde se nos mueren personas de todo tipo y condición, pero especialmente nuestros mayores, el gobierno dedica sus esfuerzos a promulgar la ley de eutanasia, en vez de buscar una buena ley de cuidados paliativos que es lo que en estos momentos se exige. Por el contrario, abren el melón de la muerte al final de la vida. Pero les voy a decir una cosa, como ningún partido político hizo, ni hace nada, por devolver la dignidad de la vida al no nacido derogando la ley del aborto, cabe razonar que tampoco lo harán con la eutanasia.
Y todo se debe a esta obsesión compulsiva de este viejo y desfasado empeño maltusiano y criminal que tantos impulsan y que otros, ignorantemente, creen que deben ayudar a hacerlo porque la vida está muy mal, sabe usted. Pero frente al interés dislocado de la ONU y las fuerzas políticas que consideran que todo se arregla matando como con el aborto y la eutanasia, todavía está la Iglesia que vela por la humanidad. Y antes de que alguien se altere y se despache con lo que la Iglesia diga, que se la guarde para sus católicos, le diré que la Iglesia habla para el mundo porque es Universal, se sea o no católico, no creyente o medio pensionista, y que lo que dice lo hace con el interés de salvaguardar a la criatura humana, a la que considera predilecta de Dios. Otra cosa diferente es que la Iglesia hable sobre aquello que concierne solo a los católicos, como los sacramentos o los mandamientos de la Santa Madre Iglesia, para lo que se ha publicado el Catecismo de la Iglesia Católica cuyo contenido es rico, sabio y tremendamente útil para todos, incluso también para no católicos, porque acumula la sabiduría de 2000 años de Dios y los hombres. Y para los perezosos, que los hay de todas las edades, la Iglesia en su empeño por facilitar todo, como buena madre que es, presenta Youcat (Encuentro), en su tercera entrega y listo para que desde los 13 años se pueda adquirir buena información que a la postre es una excelente formación.
Y en este sentido, en el de la defensa de la vida en los últimos días, la Iglesia ya se ha pronunciado sobre este asunto con la Carta "Samaritanus bonus" de la Congregación para la Doctrina de la Fe sobre el cuidado de las personas en las fases críticas y terminales de la vida, donde dice verdades como puños, aunque para entenderlas no requiere de un intelecto especial, sólo un sentido común de andar por casa y el corazón limpio, donde los intereses egoísta disfrazados de sentimentalismos individualistas no hagan tropezar al lector.
Y la tercera pata para hacer desaparecer a la España de hace más de cinco siglos, es la ruptura de la unidad a partir de un federalismo republicano deshaciéndose de lo poco que nos queda a los españoles y que nos une, que es la Monarquía constituyente. Pero lejos de rebelarse la Corona, está claro que después de la huída del emérito no le queda al titular sino callar, porque si algo hiciera, se le tacharía de borbonear como se dijo de su bisabuelo Alfonso XIII, y se le acusaría de meterse en política... Una España descabezada, que aunque no sea gran cabeza, cabeza es, sería miel sobre hojuelas para los que desean convertirnos en un país empobrecido económica e intelectualmente, abocados a limosnear del Estado y por lo tanto más dependiente él, que es el pasillo estrecho y oscuro para llegar al bolivarismo estándar. ¿Europa permitiría esta situación en uno de sus países miembro, que no si no su cuarta potencia económica -de momento-? No lo sé. Ya saben que Europa es tibia excepto con el dinero, su único credo, porque no tienen conciencia moral y su ética es dejar hacer mientras no interrumpan sus objetivos. Cuando Jesús Frías dejó la delegación de Europa Press en Madrid, lo hizo con la publicación De Europa a Europa (Palabra), que fue como su legado de observación de la evolución de los 30 años de recorrido para alcanzar la confluencia de intereses comunitarios. En ese volumen, aunque hoy podríamos considerarlo inacabado, ya que data de 2012, para el observador político, o al que le guste contar las hojas del tiempo, no encontrará mejor lugar donde ilustrarse.