"Las cirugías mutilantes para niñas incluyen mastectomía bilateral, histerectomía y extirpación de los ovarios"
En Hispanidad hemos publicado varios casos de trans arrepentidos, por ejemplo, el de Helena Kerschner, que explicaba el suplicio que supone cambiar de sexo. O el caso de Sandra: "Te meten el pene para adentro. De su tamaño dependerá la profundidad de tu vagina. Con el prepucio te hacen el clítoris". O el de Nagore, la mujer que paró su transición a hombre. Además, hemos denunciado cómo aumentaba el número de trans que se arrepiente de su proceso de cambio de sexo. La Ministra Irene Montero no hace caso y ha seguido adelante con la aprobación de la Ley Trans.
Ahora en El Mundo habla Susana, que reclama a la Sanidad pública por haberla sometido a la operación: "Me arruinaron la vida", asegura la joven gallega de 24 años, que fue diagnosticada con tan solo 15 años, lo que provocó que le extirparan los pechos y el útero sin supervisión psiquiátrica previa, lo que podría haber conseguido detectar su autismo.
Algo que podría extenderse, y es que uno de los puntos más polémicos de la Ley es que se permitirá la autodeterminación de género, es decir, el cambio de sexo en el Registro Civil sin necesidad de informe ni tratamiento médico a partir de los 14 años. Es decir, se podrá acceder a la hormonacióon y a la operación sin que un psicólogo estudie o haga seguimiento del caso. Algo que en Galicia, donde ha ocurrido el caso de Susana, se lleva permitiendo desde el 2014, con la ley de no discriminación por razón de sexo, con Alberto Núñez Feijóo como presidente autonómico y aprobada gracias al PP, PSOE y BNG
Susana necesitó seis años para darse cuenta que los problemas mentales que tenía con 15 años, incluyendo depresión y trastorno esquizoide, le habían incapacitado para tomar una decisión. Las hormonas y las operación habían sido una equivocación, por lo que con 21 años fue a ver al psicólogo que seis años atrás autorizó su cambio de sexo: "Y entonces el psicólogo me dijo: 'Ya empezamos, ya empezamos'", cuenta Susana. "¡Parecía que le molestaran mis problemas...! Yo era una adolescente con problemas y él mi terapeuta". Susana asegura que el terapeuta le llegó a decir: "Llorabas y me manipulaste. Me manipulaste llorando, pero yo ya sabía que el cambio de sexo no iba a hacerte sentir mejor".
Ante la respuesta del psicólogo, Susana acudió a la primera psiquiatra que le derivó a éste: "No sólo eso. También fui a la primera psiquiatra, la que me remitió al psicólogo, dando por bueno que yo era trans. Ahora, años después, ella sólo dice: 'Ay, pero si tú estabas muy segura, estabas muy segura'. Yo tenía 15 años. ¿Cómo me dejaron hacer eso? ¿Cómo podía estar segura de lo que quería?".
Las hormonas y las operación habían sido una equivocación, por lo que con 21 años fue a ver al psicólogo que seis años atrás autorizó su cambio de sexo: "Y entonces el psicólogo me dijo: 'Ya empezamos, ya empezamos'", cuenta Susana. "¡Parecía que le molestaran mis problemas...!
Su madre y ella buscaron ayuda, tras varios intentos de suicidio, y dieron con otro diagnóstico: rasgos de un trastorno del espectro autista, algo que el terapeuta que dio luz verde a su cambio de sexo nunca percibió. Otra de las señales que ese profesional nunca tuvo en cuenta son los antecedentes genéticos de Susana, según cuenta al medio, al menos seis personas de su familia cercana, sufren problemas de salud mental.
En estos seis años, Susana ha pasado por varias operaciones: le han extirpado sus pechos, le han quitado su útero y ha tomado hormonas masculinas, todo ello sin supervisión o acompañamiento psicológico, hechos que hacen que su cambio sea irreversible, su madre se pregunta: "Y ahora, ¿qué hacemos? ¿Cómo se arregla esto?", su hija no tiene ni aparato reproductor femenino ni masculino, y ahora tendrá tomar hormonas femeninas para intentar volver a su sexo original.
"A los 18 le hicieron una mastectomía, le quitaron los pechos", y como seguía teniendo menstruación "la endocrina me recomendó que me hiciera una histerectomía", cuentan Susana y su madre.
Su madre también cuenta cómo ha vivido todo esto: "Estábamos en casa cuando me dijo que se sentía chico", No me lo esperaba para nada, pero le dije que iríamos a la psiquiatra que la trataba ya por depresión y ansiedad. Yo pensaba que la psiquiatra me iba a decir que tenía alguna enfermedad mental, pero la sorpresa fue que me dijo desde el primer momento: 'Tiene usted que aceptarlo. Si ella se siente chico, es que es chico'. Yo nunca había pensado que Susana fuera un chico. De hecho, mi hijo pequeño siempre se ha puesto vestidos y diademas, y siempre se ha pintado las uñas, yo creo que por imitación de su hermana, nunca pensé que fuera transexual... Pero, bueno, le pregunté a la psiquiatra si quizás ése era el motivo de que ella hubiera tenido tantos problemas. Me dijo: 'Seguro, sería eso'".
"Se pasaba el día llorando, diciendo que necesitaba testosterona y operarse, que sólo eso podía ayudarla... Y me siento muy culpable, porque entonces yo le repetía a los médicos lo que ella me pedía que les repitiera. Y luego, cuando dio marcha atrás, todo el mundo me dice que cómo no me di cuenta del error... Ay, dios".
Susana asegura "todo fue por ver vídeos de YouTube, de gente que había cambiado de sexo y decía que su salud mental había mejorado".
"Cuando estaba transicionando me seguía sintiendo mal, a veces pensaba que igual me había equivocado y que igual solo era una chica con problemas mentales. Luego encontré el foro Detrans en Reddit para gente que se arrepiente de transicionar, y me identificaba con lo que ponían. Sentí ira contra ese psicólogo que me hizo los informes sabiendo que esto no me iba a ayudar. Me quería morir", dice Susana.
"Al poco tiempo Susana me dijo que ya no quería ser chico, que era una chica", cuenta su madre. Cuando Susana se arrepitió, la endocrina "me dijo que la intentara convencer de que siguiera delante, que no cambiara, porque igual era peor. Imagino que no quería admitir que se habían equivocado".
Por todo ello, Susana y su familia han interpuesto una reclamación contra el Servicio Gallego de Salud, denunciando el diagnóstico incorrecto de la disforia de género y la ausencia de acompañamiento psicológico. La reclamación, presentada por el abogado Carlos Sardinero, es por valor de 314.000 euros. Según asegura El Mundo: "Es la primera de este tipo que se presenta en España, es el paso previo a una potencial demanda en los tribunales y se funda en la obligación del Estado, y de sus médicos y facultativos, de proteger la salud de los ciudadanos y no causarles daños innecesarios".