
De repente, como si alguien hubiera lanzado una consigna exitosa, se ha empezado a hablar -y no callar- de 'abuso espiritual'. También les llaman abusos de conciencia, y cuando cuesta tanto definir un fenómeno suele tratarse de una manipulación.
Así, el proyecto Repara nacido en la archidiócesis de Madrid para luchar contra los abusos sexuales en el clero, visto que lo de los curas pederastas, a pesar de las feroces exageraciones del excura y exministro Ángel Gabilondo, no daba para más, ha reconvertido los abusos sexuales en abusos espirituales.
De esta manera los expertos contratados en Repara alargan la vida del organismo del que viven y cobrarán su sueldo por lo menos durante una generación más. Según ellos, recoge Alfa y Omega, las víctimas de este tipo de abusos "aumentan considerablemente", no sólo entre en la vida religiosa sino también en "realidades eclesiales", o sea, entre los laicos. O sea que su trabajo se amplía.
Vamos a intentar saber a qué se pueden referir estos expertos... de la sopa boba financiada por el Arzobispado de Madrid. Supongo que están hablando de que un director espiritual o cualquier otro superior eclesiástico, le lava el cerebro al catecúmeno o a su inferior jerárquico y con ello le hace sufrir intensamente, si es que no acaba sodomizándole.
¡Hay que ser idiota! Pero hombre, no se dan cuenta de que están poniendo bajo sospecha la dirección espiritual, una de las columnas históricas de la ascesis cristiana. Y encima a los gorrones que viven de esto les estamos financiando los católicos.
No hay mayor mentira que aquella que se eleva a partir de una verdad. Ejemplo: recuerdo a Santa Faustina Kowalska, la mística polaca del siglo XXI, canonizada por uno de sus devotos, Karol Wojtyla (San Juan Pablo II).
Cuando Kowalska redactó la regla para una nueva congregación, dejó claro que ninguna abadesa se atreviera a entrar en la conciencia de sus subordinadas.
Para entendernos, el superior eclesiástico, el abad, por ejemplo, es alguien que te puede ordenar, y debes obedecer, que mañana te vayas a vivir a Filipinas pero, mucho ojito: no puede entrar en tu conciencia ni un milímetro. Santa Faustina aclara que la dirección espiritual queda reservada al confesionario y bajo secreto sacramental.
La dirección espiritual queda reservada a la confesión y bajo el sigilo penitencial.
Ahora bien, hablar de abuso espiritual es tanto como cargarse la dirección espiritual y, para los eclesiásticos, poner en solfa el voto de obediencia, el más difícil de vivir en la vida consagrada. Es, por ejemplo, cargarse toda la teología de San Ignacio de Loyola, Santa Teresa de Cepeda (más conocida como Santa Teresa de Jesús) o Santa Faustina Kowalska.
Al modo Torreciudad, cierta jerarquía eclesiástica pretende cargarse a los curas del Opus Dei. Al modo Gaztelueta, quieren cargarse a los laicos del Opus Dei
El director es el guía seguro, aunque sea una chisgarabís, del alma despistada. Introducir la sospecha general -más bien causa general- de que esa dirección se convierte en un abuso, en una comedura de coco, y que incluso constituye el prólogo para el abuso sexual es como para darle de bofetadas no a quien lo perpetra (seguro que son psicólogos) sino al clero que financia el proyecto Repara y similares. Es una barbaridad de tal calibre, que sólo puede suceder en estos tiempos oscuros, cuando el mundo se ha vuelto viejo.
¿Y por qué hablo del Opus Dei? Pues porque como en toda obra católica, en la Obra juega un papel relevante la dirección espiritual. La Obra, a pesar de su crisis actual, continúa siendo una de las columnas de la Iglesia moderna y por eso los enemigos de la Iglesia, los de fuera y sobre todo, los de dentro, se han empeñado en destruirla.
No hablo por hablar: acabo de escuchar a un obispo asegurar que el Opus Dei debe pedir perdón por los abusos de conciencia que sin duda ha cometido. Si lo sabrá él.
Más: el órgano oficial del Obispado de Madrid, Alfa y Omega, en su afán por engrandecer el proyecto Repara, que, como suele ocurrir con el cristianismo progre, vive del erario clerical y al parecer sólo ha reparado los bolsillos de unos funcionarios clericales de esos que gustan de convertir la fe en psicología.
Y todo ello justo cuando se acaba de conocer la repugnante sentencia del obispo de Teruel, José Antonio Satué, sobre el profesor del colegio bilbaíno del Opus Dei de Gaztelueta, de nombre José Luis Martínez, acusado de abusar sexualmente, previo abuso espiritual, supongo.
Aclaremos una cosa: ¿juicio canónico de un laico? ¿Qué fuero tiene la Iglesia para juzgar a un laico? Juicio que, por supuesto, ya había sido previamente investigado por otro canonista, Silverio Nieto, y que dictaminó que el profesor no había abusado del niño ni espiritual ni sexualmente,
En definitiva, que los jesuitas que rodean al Papa Francisco hoy moribundo quieren acabar con el Opus Dei. Con los curas de la Obra, al estilo Torreciudad: separando a los sacerdotes numerarios de la institución y haciéndoles depender del obispo.
Con los laicos, al estilo Satué: te voy a juzgar y te voy a exigir -tiene bemoles la copla- que te marches del Opus Dei. No es un juicio civil, es un juicio temerario que certifica la calumnia sobre un profesor al que han destruido su vida: se ha declarado culpable a un inocente. Y es, además, extender el fuero clerical al estamento seglar.
Y en estas estamos cuando surge por todas partes, como un hongo venenoso, la 'grossem chorradem' del abuso espiritual. Pero queridos estúpidos: ¿no os dais cuenta de que por cargaros al Opus Dei os estáis cargando la dirección espiritual... que es más importante que el Opus Dei?
Con estos amigos, ¿para qué necesitamos enemigos?