Decíamos ayer: "La batalla por la libertad de prensa viene desde la invención de la imprenta. Ahora, en la sociedad de la información, comienza la segunda etapa: el enemigo ya no son sólo los gobiernos, es Google y las grandes tecnológicas, en el último año, la IA. Son gobiernos como el de Sánchez que se alían con los gigantes tecnológicos contra los pequeños medios. Es la misma historia de siempre: lo grande contra lo pequeño: la libertad está en lo pequeño".

Es curiosa esta alianza porque con la libertad de prensa está ocurriendo ahora lo mismo que con la pederastia clerical. Me explico: surge un caso, vomitivo, sin duda, de un cura, o un obispo, que ha abusado de un niño. Aunque siempre exagerado, a veces calumnioso, es un hecho, de suyo, repugnante hasta la médula. Punto y aparte. Al mismo tiempo, observo cómo aquéllos que se rasgan las vestiduras ante la pedofilia clerical -y sólo contra la clerical, mínima en comparación con la pederastia laical- proponen que "los niños se acuesten con quien quieran" (Irene Montero dixit) y promueven la muy institucional corrupción de menores de la infancia, desde la escuela. 

Insisto: cuando la pederastia clerical no dé para más, el Nuevo Orden Mundial (NOM) propondrá su legalización. En Naciones Unidas, vivero de todas las estupideces contemporáneas, ya hay señales que indican que el camino ha sido iniciado. Como si un mundo especializado en destrozar la inocencia infantil, uno de los grandes valores de la humanidad, no fuera a estar dispuesto a legalizar la aberración pedófila. 

Además, recuerden que los comunistas inventaron los campamentos en los que se animaba a adolescentes y adolescentas a tener experiencias sexuales tempranas. Cuando alguien es esclavo de su cuerpo también lo será del partido y jamás se le ocurrirá rebelarse contra el PCUS. Por eso hay que legalizar la pederastia. Cuanto antes se inicien en el asco, más débil será su carácter y más cómplices todos del mercado de la muerte. Son almas muertas, fáciles de dominar. 

Próxima estación: legalización de la pederastia.