No me gustaría caer en las redes de las conspiraciones, pero tampoco en la ingenuidad floja y en dejarrme llevar por la vida happy flowers y desconocer lo que me rodea pensando que la ignorancia nos protege de la infelicidad. La ignorancia no nos hace ser felices, nos convierte en tontos útiles. Me remito a los datos para construir una realidad real, huir del relato-ficción interesado.

Ha pasado el tiempo suficiente desde la pandemia que nos permite cierta perspectiva. La pandemia, que se llevó por delante millones de almas, fue un experimento social global gigantesco que ha traído una serie de cambios importantes a nuestras vidas. Pero también ha servido para descubrir que estas maniobras globales nos colocan de manera constante ante un mundo que cada vez controlamos menos. Existen intereses de entidades financieras como Black Rock o Vanguard y organizaciones supranacionales como la ONUOMS o la implantación de la Agenda 2030, que se reparten los papeles para aglutinar en una sola acción la propiedad de las vidas de occidente.

Las grandes financieras son grupos de acción cuyo objetivo no es solo conseguir más dinero, sino el control financiero y empresarial a través de grandes compañías imprescindibles en el día a día de las sociedades. Una crisis económica mundial, lo pudimos comprobar en los años 2007 y 2008, supuso el hundimiento de los países al llevar a la quiebra al tejido industrial más sensible, las PYMES, casi todas ellas pequeños negocios familiares que, como consecuencia de esas pérdidas irrecuperables, arrastran a la ruina a sus propietarios con sus vidas, sus hogares y el futuro. Desde entonces, al menos en España, la sociedad no crece, nos mantenemos con trabajos mediocres, sueldos mediocres y futuros mediocres. Las autoridades y las instituciones, se han olvidado del tejido humano y social. Solo importan los grandes números industriales y financieros, lo que nos lleva al sometimiento de las subvenciones cronificadas que nos empobrecen cada día más y dependientes de una política más intervencionista.

Somos permanentemente auditados por los bancos, los impuestos, los registros, los dispositivos móviles… Ahora también, tratan de hacer desaparecer el dinero físico -dicen que para el año 2030, obsérvese la coincidencia con la Agenda-, implantando la huella financiera que permitirá a la política policial a limitarnos las compras por alguna razón o a que nuestro seguro de salud se encarezca al conocer nuestros hábitos alimentarios, por ejemplo. María Crespo, profesora titular de Hacienda Pública, lo explica muy bien en este artículo sobre la estrategia del lobby financiero.

Las tres patas principales que nos hacen estar o ser libres en la sociedad son el dinero, para poder hacer los intercambios que deseemos -comprar o vender-; la salud, con la que somos capaces de ser ciudadanos activos; y la comida, indispensable para seguir viviendo. Salud, dinero y comer, lo demás puede ser perfectamente prescindible.

Pero la realidad de nuestras vidas es que el dinero, nuestro dinero, lo controlan las grandes corporaciones financieras en connivencia con los estados y en esto, en lo que a nosotros nos afecta, la Comunidad Europea regula por ley robando soberanía a cada país, con leyes y normativas que limitan constantemente nuestras posibilidades de libertad. Se ha convertido en el gran director de orquesta que nos dice qué, quién, cómo, cuándo y dónde podemos hacer según qué cosas.

Por otro lado, la Organización Mundial de la Salud pretende asumir el poder absoluto para determinar las pandemias, qué medicamentos son los apropiados y la obligatoriedad médica para resolverlo. Aquí cabe preguntarnos quién controla la OMS, que desnaturaliza la vida y propone como un derecho para la vida el aborto y la eutanasia. ¡No cabe mayor contradicción! Esto explica muy bien cómo funciona este organismo que nadie ha votado y al que nadie pide explicaciones e impone un rodillo ideológico de la salud. Quiere ser quien por motivos de salud mundial limite, o elimine, nuestra libertad de movimientos en nuestra ciudad, nuestro país o por el mundo entero. Recuerde que esto se practicó de forma brutal por el gobierno de Pedro Sánchez y que en algunos otros países, se impuso el pasaporte COVID. Una intromisión intolerable en nuestra privacidad que se contrapone al puritanismo calvinista de la Ley de Protección de Datos europeo.

Y por último el apocalipsis de la emergencia climática que nos traslada a través de la Agenda dos mil treinta, (en letra, para no caer en el anglosajonismo 20-30), por el que convierten a la agricultura en culpables sacrílegos de maltratar el medio ambiente, de dar un sentido explotador al campo, porque el relato urbanita de la Pachamama, o la Madre Tierra, considera que la naturaleza debe ser limpia, inmaculada, sagrada y, por supuesto, de todos… Por lo que las cercas, tractores, abonos y productos fitosanitarios pecan gravemente, y no reconoce que sin nada de eso los supermercados estarían vacíos, porque el ciudadano medio piensa que la fruta, la carne y el pescado se fabrica en las trastiendas de las cadenas de las distribución de alimentos. Sin embargo, mientras todo esto sucede, las corporaciones financieras se hacen con millones de acres de tierras en todo el mundo o países como China compran grandes extensiones de terrenos en todo el globo terráqueo. Desengañémonos, la PAC y la Agenda 2030, son los verdaderos males de nuestro mundo agrícola y de la economía, que sin embargo seguirán vigentes.

Según estas evidencias, parece que el plan final es que la población mundial será controlada por su dinero, su salud y/o su hambre. Y ya sabe usted que cuanto más control, la libertad se reduce, aunque todo sea por “su seguridad”.

Los "vicios" del ecologismo (El Viejo topo) Alfredo Apilánez. La demoledora frase del científico social Mayer Hillman: “Estamos condenados. El desenlace es la muerte, con el final de la mayor parte de la vida en el planeta”, define bien lo que sucede en nuestro entorno. Y el responsable de la catástrofe hacia la que nos encaminamos está perfectamente identificado: un modo de organización social completamente irracional, basado en el interés egoísta de los poseedores del poder y el dinero. De esto trata este ensayo.

La venganza del campo, 6ª edición (Almuzara) Manuel Pimentel. ¿Por qué el sector primario es pisoteado y perseguido por la misma sociedad a la que da de comer? Los precios de los alimentos suben con fuerza y las olvidadas crisis alimentarias amenazan con reaparecer. El desprecio al campo y los desajustes de la desglobalización son las razones principales. Sin embargo, los responsables públicos culpan, injusta y demagógicamente, a distribuidores y agricultores, tratando de justificar sus propios yerros y desvaríos.

Las 13 claves del Nuevo Orden Mundial (Letras Inquietas) vv.aa. ¿Es posible derrotar a los mundialistas? ¿Qué están dispuestos a hacer para llevar a cabo sus planes? En este libro de autoría colectiva, coordinado por la periodista de investigación Alba Lobera, cuenta con los principales expertos y analistas sobre el Nuevo Orden Mundial y responden a estas y otras preguntas en 13 ensayos temáticos de lectura imprescindible.