El exminero asturiano José Emilio Suárez Trashorras fue condenado a 34.175 años de cárcel por su colaboración en los atentados del 11M al facilitar a los terroristas los explosivos. Y cuando queda apenas una semana para que se cumplan 20 años del atentado que acabó con la vida de 192 personas, Trashorras ha decidido que para pasar toda su vida en prisión, mejor pedir la eutanasia

Trashorras cumple condena en el Centro Penitenciario de Asturias, en un módulo de un programa de atención a enfermos mentales. Y ojo porque según informa El Comercio ha solicitado la eutanasia al personal de prisión en señal de protesta ante la falta de tratamiento médico para su salud mental. 

Considera que no recibe la debida atención médica ni psicológica a pesar de tener una enfermedad mental diagnosticada, por lo que pide la prestación de ayuda a morir dignamente. Curioso que una persona que colaboró en la muerte de 192 personas pueda solicitar la eutanasia.

Y ahí está Comisiones Obreras para posicionarse de su lado, una delegación del sindicato de Asturias se ha reunido con la delegada del Gobierno para poner la alerta en la situación crítica en la prisión en cuanto a sanidad. 

Cabe recordar que Trashorras ya intentó en 2017 que el Tribunal Supremo le concediera con carácter retroactivo la pena de prisión permanente revisable. Algo que el Alto Tribunal desestimó, puesto que entendía que la petición partía de un error: no sólo le correspondía una pena de prisión permanente revisable, sino 192 penas, una por cada víctima. Con esta petición Trashorras quería acceder a las ventajas penitenciarias, acceder al tercer grado, obtener permisos y la posibilidad de lograr la libertad condicional. 

Caso que no es el primero en España: hace unos meses les contábamos en Hispanidad el suceso del apodado 'pistolero de Tarragona'. En diciembre de 2021 un vigilante de seguridad tiroteó a tres compañeros de su empresa y a un mosso d’esquadra en la ciudad catalana. Durante el intercambio de disparos, el conocido como 'pistolero de Tarragona' resultó herido con una bala que le causó una lesión medular irreversible. El pistolero pidió la eutanasia y se le concedió, muriendo sin ser juzgado por sus delitos y sin pedir perdón a sus víctimas.

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